martes, 14 de abril de 2015

La construcción de la Autoestima

Una de las tareas más importante de los adolescentes es la construcción de una buena autoestima, aunque no se limita a una edad determinada. La autoestima puede verse afectada en cualquier etapa de la vida, más allá del género, la cultura, la profesión, la religión o el país en que se viva. Los problemas de autoestima son la base de la mayor parte de los problemas psicológicos, afectivos, de relaciones personales, familiares y laborales, más aún, de las problemáticas de los adolescentes. Tener una mala opinión de uno mismo, sentirse incapaz de superarse y de influir de manera positiva en la propia vida, nos vuelve muy vulnerables y nos impide estar disponibles para recibir apoyo y ayuda que nos brinden los demás.
Antes de hablar de autoestima, es importante hacer referencia al Auto-concepto. La imagen o idea que uno tiene de sí mismo condicionará la auto valoración. Si una persona distorsiona e interpreta mal las miradas, las risas de compañeros o extraños, puede traducirlas de manera peyorativa. Piensa que se ríen, lo critican o lo juzgan, terminan por pensar que los demás tienen la misma opinión negativa que él ha llegado a formarse de sí mismo.

Como se siente que no es aceptado, querido y valorado, actúa y se comporta como se ésa fuera realmente la actitud y pensamiento de los demás. Convierte en realidad lo que piensa de sí mismo. Si uno no se conoce es muy difícil que uno se acepte, se valore y crea en sí mismo.
La autoestima es la idea, concepto u opinión que el ser humano llega a formarse sobre su propia valía y sus capacidades, cualidades y méritos en general. Es la síntesis de todos los pensamientos, sentimientos y experiencias positivas o negativas que han ido formando y condicionando nuestra vida, y que nunca dejan de influir en lo que somos, en cómo nos sentimos y en cómo nos comportamos.
Como afirma Nathaniel Branden, “el modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta virtualmente de forma decisiva a todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, en el amor o en el sexo, hasta en nuestro proceder como padres y en las posibilidades que tenemos de progresar en la vida”.
Se ha llegado a afirmar que una persona con poco o nula autoestima, que no se acepta ni se ama, padece seguramente la más grave y limitadora de las minusvalías. Es prácticamente imposible encontrar un problema, dificultad o trastorno psicológico –ya sea de agresividad, angustia, celos, complejos, depresión, drogas, inseguridad, bajo rendimiento en el estudio o en el trabajo, disfunciones sexuales, etc.- cuya base no sea la falta de autoestima, de aceptación y de amor comprensivo para consigo mismo.

Condiciones para el desarrollo de la autoestima:
1. Apego seguro: Sin duda, la primera de estas condiciones es esa sensación de seguridad básica, se sentirse amado y formar parte de una familia.
2. Individualidad: sentirse singular, único e irrepetible es un sentimiento fundamental para la autoestima.
3. Aceptación de uno mismo y de la propia realidad: quien valora su singularidad, lo normal es que se acepte a sí mismo, aunque pretenda mejorar aquellas cosas en las que crea posible superarse.
4. Capacidad de influencia en la propia vida. La sensación de poder hacer cosas, poder mejorar, poder cambiar y regir nuestros actos, debe ir potenciándose y afirmándose en cada etapa de la vida.
5. Necesidad de disponer de puntos de referencia, de modelos valiosos y significativos. Para poder desarrollar valores universales, ideales y objetivos nobles, así como para encontrar un porqué de gran fuerza motivadora de la propia existencia, es preciso encontrar modelos a imitar su comportamiento.
6. Conciencia de la propia vida: Significa razonar y conocer los pensamientos que determinan la forma de comportarse y de actuar. Nuestros actos son una consecuencia de las ideas que anidan en nuestra mente y de los sentimientos que cultivamos en el corazón.
7. Retos personales, sin comparación con los demás. Marcarnos retos personales y únicamente compararnos con nosotros mismos, procurando ser cada día un poco mejores, constantes y esforzados.
8. Liberarse de los sentimientos de culpa que son autodestructivos y paralizantes. De nada sirve lamentarnos y autocondenarnos por haber cometido tal o cual error grave. Diferente es la culpa positiva que es un sentimiento sereno de reconocimiento de que algo hemos hecho mal y nos ocupamos en averiguar las causas y las estrategias eficaces que podemos desarrollar para no caer en esos mismos errores en el futuro.
9. Autenticidad, coherencia y honradez. Quién miente a los demás, comete un grave error que puede pagar muy caro, pero quien se miente a sí mismo con cierta frecuencia convertirá su vida en una locura. Sentirnos en armonía y coherencia con nosotros mismos nos ayuda a aceptar y amar nuestra propia y singular realidad personal.
10. Asumir y afrontar la responsabilidad de la propia existencia. Quién tiene una buena autoestima no culpa a otros de sus propios errores, se siente responsable de sus actos, de sus decisiones y elecciones.
11. Autoevaluación, seguimiento de uno mismo. Comprobar en qué medida y a qué ritmo estamos logrando los objetivos y metas que nos hemos propuesto, nos motiva, alienta y da fuerza para seguir poniendo más medios y esfuerzos en ese mismo sentido.
12. Autofelicitación, reconocimiento del esfuerzo, la dedicación y la entrega. La felicitación y el reconocimiento de los demás, a cualquier edad, resultan eficaces y alentadores. El premiarnos a nosotros mismos por estar llevando a buen puerto los objetivos que nos hemos marcados, el felicitarnos y darnos ánimo tanto en los malos momentos como en los buenos, aún es más importante.
Nada ni nadie puede darnos la seguridad que no hemos sabido proporcionarnos a nosotros mismos. No hay autoestima posible sin esfuerzo, sin acción eficaz, sin autodisciplina, sin la firme decisión de hacer lo que sea necesario para lograr objetivos propuestos. Acumular de forma gradual pequeños éxitos y comprobar cómo se van superando las dificultades es condición sine qua non para la autoestima. Esforzarse es el camino.

1 Conceptos desarrollados a partir de ideas del texto: LA FUERZA DEL AMOR. El camino hacia la realización personal y
madurez afectiva. Bernabé Tierno. Ed. Planeta. 2000