lunes, 6 de julio de 2015

Lo que le pasa a Messi…te puede pasar a vos!!!

Nadie duda que Messi es uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial. La discusión comienza cuando lo vemos jugar en el Barcelona de una manera diferente a la que juega en la Selección Argentina.
No hace falta ser un experto del fútbol para darse cuenta la soltura con la que juega en el Barça. No es que los oponentes no lo marquen, no es que sus compañeros sean mejores, ni siquiera es una cuestión técnica. Messi disfruta jugando al fútbol y eso lo hace de 10…y eso se nota en el Barça.
Sería una necedad pensar que Messi no quiere jugar en la Selección Argentina. De hecho lo hace cada vez que es convocado. Sería una necedad mayor pensar que no quiere ganar con la Selección Argentina. No dudo que el pone lo mejor de sí para lograrlo. Pero hay una realidad, las mismas jugadas que se propone hacer en la Selección no tienen la misma eficacia que en Barcelona. Insisto que no son los oponentes, no son los compañeros, ni es el técnico de turno…es él el que juga diferente. Messi tiene que jugar al fútbol y lo tiene que hacer de 10…pero eso no se nota en la Selección.
Seguramente el lector atento se habrá dado cuenta la diferencia en la redacción de las oraciones de los últimos dos párrafos y a esa diferencia voy a referirme. Cabe aclarar que no lo conozco personalmente a Lionel Messi, que mi conocimiento sobre el fútbol no es más que el haber jugado en algún potrero y mirar – no mucho- fútbol, pero si me considero un estudioso de las conductas humanas.
Sin dudas, Messi es un ser humano, que siente, sufre, goza, llora y ríe, como usted y yo. Desde ese lugar, me dispongo a realizar una aproximación de lo que le puede pasar a Messi y, seguramente, lo que le pasa a muchas personas.
Volvamos al planteo, ¿cuál es la diferencia entre los resultados en jugar en Barcelona y tener que jugar en la Selección? Cómo decía, en los enunciados anteriores está la diferencia. En el Barça, Messi disfruta jugar al fútbol. En la Selección tiene que jugar al fútbol. Pero el rendimiento es diferente. Porque mientras disfruta del juego no está pensando en el resultado, en cambio, mientras que piensa en el juego no está disfrutando del resultado. E insisto, no es que quiere jugar mal, todo lo contrario, quiere jugar mejor. Pero esa intencionalidad de jugar mejor, de buscar el máximo rendimiento y el mejor resultado, es lo que hace, paradójicamente, que no se den.
Viktor Frankl afirma: “Por irónico que parezca, de la misma forma que el miedo hace que suceda lo que uno teme, una intención obligada hace imposible lo que uno desea a la fuerza”.[1] Messi quiere jugar “de 10” en la Selección, necesita imperiosamente obtener resultados, y no para la prensa o la hinchada, ni necesariamente para su país, sino, fundamentalmente, para él mismo. Y cuanto más quiere, menos puede. Esa ‘intención obligada’ le juega una mala pasada y atenta con su habilidad indiscutible.
Cuando uno ve que la misma jugada que realiza en el Barça, la realiza en la Selección, la pelota no va al mismo lugar. Es que en la segunda él tiene la ‘intención’ de colocarla en ‘ese lugar’, mientras que en Barcelona, disfruta del juego y no se lo propone…simplemente sucede, la pelota va a ‘ese lugar’ inalcanzable para el arquero. Cuando vienen a marcarlo cuatro rivales y en el Barça los elude a los cuatros, en la Selección pierde la pelota porque está pensando como eludirlos. Esas fracciones de segundo que utiliza para pensar la mejor jugada atenta contra su rendimiento. Mientras que, cuando disfruta del juego, solo se deja llevar y el rendimiento no se hace esperar.
Él tiene la técnica, no tiene que pensar usarla, simplemente tiene que dejarla salir, disfrutar del juego, divertirse. No pretender ser 10 siempre, permitirse los errores y no preocuparse por los resultados, cuanto menos piensa… mejor juega.
Y esto que podría inferir que le pasa a Messi, y a otros deportistas de alto rendimiento, le pasa a muchas personas. En mi práctica profesional he encontrado personas que están todo el tiempo pensando en hacer las cosas perfectas y no lo lograr. Personas que quieren que todo salga de 10 y nunca se conforman con un 8. Para alcanzar la perfección utilizan al máximo sus recursos, se exigen por encima de sus capacidades y recurren al control absoluto de todas las variables, obteniendo, paradójicamente, peores resultados.
Proponerse metas sin dejar de disfrutar del camino, valorar los logros y aceptar los errores, permitirse cierta flexibilidad en la realización de la tarea saliendo de la rigidez que se trasforma en obsesión, son estrategias posibles; en definitiva, vivir desde la libertad no va en detrimento de la responsabilidad. Por el contrario, la flexibilidad permite responder mejor a las exigencias que se plantean en la vida.
Estas personas, son responsable por naturaleza. Como Messi, conocen las técnicas a la perfección, solo se equivocan en la estrategia que aplican. Están tan preocupados por la meta que no disfrutan del camino.
“En el momento en que uno convierte a la felicidad en objetivo de su motivación, necesariamente la ha hecho objeto de su atención. Y precisamente haciendo eso, pierde de vista la razón para ser feliz, y la felicidad misma se desvanece. El éxito y la felicidad deben ocurrir, y cuanto menos uno los busque, más probabilidad habrá de que ocurran”.[2]
La felicidad no está en la perfección, ni el camino es la ‘intención obligada’, ni la obsesión por el resultado, ni la rigidez en el procedimiento… Por lo tanto, vos -igual que Messi- disfruta del juego, tira unos cuantos caños, hace una rabona, tira una pared, y divertite… que jugando, casi sin querer, no sólo alcanzarás mejores resultados, sino que, también, encontrarás la FELICIDAD.



[1] Viktor Frank, El hombre en busca de sentido, Ed. Herder, Barcelona.
[2] Viktor Emil Frankl. Fundamentos y aplicaciones de la Logoterapia. Ed. San Pablo.2000

miércoles, 3 de junio de 2015

VIOLENCIA FAMILIAR

Dentro de la convivencia familiar se pueden generar distintas situaciones conflictivas que perturben a sus miembros. Muchos de estos conflictos podrían ser evitables y no necesariamente atentan contra la integridad física o psicológica de sus miembros.
Por conflicto se entiende la tensión entre dos o más protagonistas que sostienen posiciones y/o intereses confrontados. El conflicto es inherente a toda relación y puede resultar incluso enriquecedor en tanto que promueve el cambio personal, familiar o social.(1)
Algunos conflictos pueden ser abordados de modo violento cuando fracasan las estrategias para su tratamiento basadas en el respeto y la construcción conjunta de acuerdos. En estos casos, hablamos de violencia cuando existe un abuso de poder de un sujeto o grupo de sujetos sobre otro, que por lo general se encuentra en una posición de mayor vulnerabilidad.
Violencia Familiar es toda acción u omisión cometida en el seno de la familia, por uno de sus miembros que menoscaba la vida o la integridad física o psicológica o incluso la libertad de otro miembro de la familia, que causa un serio daño al desarrollo de la personalidad.

1. TIPOS DE MALTRATOS

Al hablar de violencia o maltratos, la primera idea que surge es que nos referimos a golpes y agresiones físicas. Pero, estos son sólo algunos tipos de maltratos que una persona puede ejercer sobre otra. Los insultos, las descalificaciones e incluso los silencios, pueden resultar aún más dañinos que un golpe.
Una clasificación posible sería la siguiente:
Maltrato emocional o psicológico: indiferencia, desconfianza, descalificación, humillación, amenazar, gritos e insultos, ridiculizar al otro frente a terceros, anular la sociabilidad de las personas, culparla de todo lo que suceda, golpear puertas o romper objetos.
Maltrato físico: golpear, tirar de los pelos, empujones, cachetadas, quemaduras, inmovilizar al otro, dañar con objetos o armas, cualquier empleo de la fuerza que pueda dañar o lesionar el cuerpo o la salud de la otra persona.
Abuso sexual: forzar a tener relaciones sexuales, obligar a realizar actos que la otra persona no quiere, mantener relaciones sexuales bajo amenaza y no sólo el contacto físico, sino también, participar de situaciones de exhibicionismo o participar en material pornográfico.
Negligencia: abandono o falta de cuidados básicos hacia un niño o un anciano.
La lista continúa. Podríamos nombrar más tipos de maltratos como el económico, el de distribución de tareas, el trabajo infantil, entre otros.

2. VINCULOS FAMILIARES

El maltrato se puede dar fuera del ámbito familiar -allí hablaríamos de Violencia social -o bien dentro del mismo seno de la familia. En este caso, toda la familia sería víctima de esta violencia, padres e hijos. Las direcciones de la violencia entre los vínculos familiares pueden ser tantas como combinaciones posible se puedan dar: de padres a hijos, de hijos a padres, de esposo a esposa y esta a su vez hacia los hijos o hacia los abuelos.
Un ejemplo frecuente sería: el padre maltrata físicamente a su esposa, y esta maltrata psicológicamente a sus hijos. Por lo tanto, es importante ver cuál es el tipo de maltrato que se ejerce y cómo se dan en los vínculos.

3. MALTRATO EN EL NOVIAZGO (2)

A partir de los 15 años y hasta antes del matrimonio, en la adolescencia se comienzan a aprender y a ensayar nuevas formas de comportamiento acordes con su creciente libertad e independencia de la familia de origen como para adoptarlas en su vida futura.
Las conductas violentas en las relaciones de pareja no formales no son percibidas como tales ni por las víctimas ni por los agresores, pues, generalmente, se confunden maltrato y ofensas con amor e interés por la pareja.
Esta “normalización” de la violencia en los patrones de convivencia es el origen del maltrato. La violencia en los noviazgos es una problemática silenciada, excepto cuando la gravedad del caso toma estado público, siendo las adolescentes y las jóvenes las principales afectadas y vulneradas en sus derechos. Los tipos de violencia en el noviazgo son físicos, verbales, psicológicos, económicos y sexuales, que no son excluyentes entre sí. Las consecuencias en la persona agredida son depresión, baja autoestima, aislamiento, fracaso escolar y bajo rendimiento laboral.
El maltrato a la pareja puede ocurrir en cualquier momento, desde las primeras salidas juntos o hasta transcurridos varios años de relación. La diferencia con respeto a otros tipos de violencia es el proceso de socialización y adquisición de roles de género en los adolescentes, que determinan el dominio como comportamiento masculino y la sumisión como femenino. Se debe sumar a esto, la idealización del “amor romántico que todo lo puede superar y todo lo perdona”, así como por el carácter informal y efímero de la relación.
Podemos citar algunas de las conductas frecuentes que pueden ser consideradas signos de violencia en el noviazgo:
1. Chistes descalificantes sobre la pareja y las mujeres en general.
2. Desaparecer por cortos períodos de tiempo, dando lugar a amplias justificaciones.
3. Amenazar con terminar la relación, pero no hacerlo.
4. En las discusiones, manipular tratando de demostrar que es muy tolerante ante sus demandas.
5. Negar la relación con la pareja o ridiculizarla.
6. Hacer burla del aspecto físico o logros alcanzados por la pareja.
7. Acariciar agresivamente, haciendo daño.
8. Acoso sexual.
9. Prohibirle que continúe relaciones con amigas, amigos, familia, compañeros de trabajo, compañeros de estudio.
10. Negarle la posibilidad de iniciar o continuar pertenencia a grupos culturales, artísticos o políticos.
11. Obligarla a peinarse, vestirse o maquillarse a su gusto.
Así como la violencia se aprende y se repite, también hay mecanismos para neutralizarla o evitar que se produzca a través de nuevas formas de relacionarse y de encarar los conflictos. Se debe partir de la aceptación de que se vive un noviazgo violento, ya sea como agresor o como víctima, y pedir ayuda profesional para modificar las conductas agresivas.

4. MALTRATO CONYUGAL

El maltrato conyugal es el que se ejerce entre los cónyuges o esposos: en la mayoría de los casos, del hombre hacia la mujer, en otros entre ambos y, en algunos más, de la mujer hacia el hombre.
Las víctimas tiene características comunes: una baja autoestima (“no valgo nada”, “soy una inútil”), necesidad de dependencia (“sin él , yo no puedo”), se siente culpable de los motivos de enojo de su pareja (“yo lo provoqué”), esperanza de cambio (“yo lo voy a cambiar”), minimización de los sucesos (“no fue nada”) y una “esperanza de cambio” que nunca llega (“con el tiempo las cosas van a cambiar”, “él me prometió que va a cambiar”). Por lo tanto, llega a una situación de indefensión en la cual no puede reaccionar o siente que se tiene que mantener esa posición por el sostenimiento de la familia. En la mayoría de los casos, el marido logra aislar a su mujer de su familia de origen y sus amistades, para mantenerla siempre bajo su control. Esto la lleva al aislamiento y la apatía, conductas autodestructivas y descuido físico.
Algunas características de los agresores son: deseo de control y manipulación, actitud crítica y desvalorización, violencia hacia terceros o “doble fachada”, gran capacidad de persuasión, pensamiento rígido, cambios súbitos de humor, silencios prolongados e indiferencia, resistencia al cambio y, en muchos casos, abuso de alcohol o drogas. Detrás de estas características, aparece una gran dependencia emocional y una minimización de todo lo que provoca. Es probable que repita su conducta violenta sucesivamente con otras mujeres.
En algunos casos, el marido aparece como una persona violenta, agresiva, transgresora de toda norma. En otros casos, por el contrario, el hombre aparenta, fuera del hogar, una imagen de “padre modelo”, afectuoso y respetado, pero dentro de su familia se muestra violento, agresivo, dominante y autoritario. En ambos casos, suele haber antecedentes de violencia familiar, tanto en la víctima como en el agresor, que sostienen esta situación de violencia y dolor.

4.1. Círculo de la Violencia Conyugal

Es frecuente que en las primeras ocasiones de violencia la mujer reaccione, hasta que entra en lo que muchos llaman el Círculo de la Violencia Conyugal:
En la primera fase se acumula tensión por cualquier motivo, aún sin razón, acompañado de insultos, reproches y malestar permanente y creciente. Hasta que se llega a la fase aguda de golpes o descarga, en donde se comienza con todo tipo de agresión física violenta e incontrolable. En la tercera fase, el hombre vuelve arrepentido de todo lo sucedido, con promesas de cambio, regalos, y comenzará la “luna de miel”, período de calma y buen trato.
Pasará cada vez menos tiempo para que el círculo se ponga nuevamente en movimiento, aumentando, cada vez más, el grado de violencia. En general, comienzan con la agresión psicológica, aumenta hacia la violencia física, e incluso puede llegar al abuso sexual. Aún dentro del matrimonio, se puede hablar de “abuso sexual”, ya que, en general, el hombre puede utilizar la violencia física, psicológica e incluso económica para lograr mantener relaciones sexuales a pesar de no contar con el consentimiento de su cónyuge.

(3)
Cuando este ciclo sucede más de una vez, nos encontramos ante una situación de violencia conyugal.
• La violencia no es una forma saludable ni beneficiosa de relacionarse. Nada justifica el maltrato.
• La asiste una legislación a la cual puede apelar y que contempla formas de protección.
• Estas situaciones son modificables.
• Se puede cambiar pero no se puede sola/o.
• Se necesita atención de profesionales e instituciones especializadas y el acompañamiento de vecinos, amigos, familiares.
• Necesitar apoyo psicológico no quiere decir ser enfermo mental.
• El agresor también es preciso que se incluya en un tratamiento.
En esta situación, es necesario plantear que, generalmente, es la víctima la única que puede cortar este círculo con una actitud firme y, en algunos casos, recurriendo a la Justicia, para que ésta intervenga imponiendo el alejamiento y el tratamiento del agresor. Más allá de hablar de víctimas y victimarios, es necesario tener en cuenta que todos son víctimas de la violencia. Incluso el agresor es víctima ya que, en la mayoría de los casos, fueron esos los modelos aprendidos. Por lo tanto, el agresor merece tanta ayuda como los agredidos.

5. MALTRATO INFANTIL

Como hemos visto antes, los niños pueden sufrir todo tipo de maltratos, desde conductas de desvalorización, humillación y culpas, hasta abusos sexuales, pasando por todo tipo de maltrato físico, que pueden llegar a provocar lesiones graves e incluso la muerte. Estos son provocados, precisamente, por aquellos que tendrían que cuidarlos y protegerlos, lo cual genera una confusión por parte del niño y una alteración importante en el desarrollo de su personalidad.


5.1. Abuso Sexual

En cuanto a los abusos sexuales, son aquellas situaciones en las que un adulto utiliza su relación con un niño/a o adolescente para obtener satisfacción sexual. A diferencia de lo que se piensa, la mayoría de los casos de abuso sexual son perpetrados por algún familiar directo o político. En los otros casos serían abuso sexual extra familiar o violaciones.
Las conductas abusivas pueden implicar o no contacto sexual. El contacto físico incluye toda conducta en la que el agresor toque zonas de claro significado sexual (caricias en pechos y/o genitales, sexo vaginal, oral o anal). Otras como el exhibicionismo, el pedido de realizar actividades sexuales o de participar en material pornográfico.
El agresor es, generalmente, un miembro de la familia o un allegado, que emplea estrategias de “seducción” para hacer creer al niño/a que lo que le propone es lícito y natural. Si el niño/a se resiste el adulto utiliza amenazas o fuerza física. No hace falta que sea un adulto, una persona con una diferencia de, por lo menos, 5 años con respecto al menor, también se consideraría un abusador. El contacto sexual se da en forma progresiva y se puede prolongar por años, persuadido de que se guarde el secreto o por amenazas sostenidas.
En la mayoría de los casos, si ésto sucede dentro del ámbito familiar, es precisamente la familia quien trata de ocultar la situación, negar el hecho modificando la versión, y la propia víctima, presionada por sus familiares, puede cambiar los dichos iniciales.

6. Acoso Escolar

Antes de terminar este capítulo, es importante mencionar otro tipo de violencia que, si bien, no se da en el seno de la familia, genera daños significativos en la vida de los niños y adolescentes. El acoso escolar o bullying está presente dentro del ámbito escolar, en cualquier tipo de institución educativa, no es exclusivo de algún sector de la sociedad o respecto al sexo, aunque en el perfil del agresor se aprecia predominancia en los varones.
El agresor acosa a la víctima cuando está solo, en los baños, en los pasillos, en el comedor, en el patio. Evitan que los maestros observen situaciones sospechosas. Sin embargo, no se trata de un simple empujón o comentario, se trata de una situación que si no se detiene a tiempo puede provocar severos daños emocionales a la víctima.
Es importante mencionar que al acoso dentro de la escuela, se le suma el cyber bullying, es decir, el acoso a través de Internet, específicamente en las redes sociales o mensajes por los teléfonos celulares. Se puede presentar o combinado con el acoso escolar, generando más daño aún en las víctimas del acoso.

7. En síntesis

Es importante estar atento a todas estas situaciones de violencia que pueden suceder dentro de nuestra familia o la de algún amigo. Es necesario pedir ayuda y que toda situación de maltrato y violencia se conozca. Si hemos sufrido maltratos debemos modificar esta conducta para evitar que repitamos ese modelo aprendido. Depende de cada uno el poder romper esta cadena de violencia y saber que nada justifica la agresión y que hay otras maneras de solucionar un conflicto, dentro o fuera de la familia.

(1)   EDUCACIÓN PARA LA SALUD. Documento de trabajo. Segundo Año. G.C.B.A. Secretaría de Educación. 2004
(2)   Plan de Igualdad de Oportunidades y de Trato para Varones y Mujeres 2005-2009. Municipalidad de Rosario
(3)   http://jocelinesab.blogspot.com.ar/

miércoles, 20 de mayo de 2015

Aborto: muerte de una persona en el vientre de su madre

         El camino que recorremos en la formación de la sexualidad suele ser el siguiente: primero, hablar de sexualidad responsable; segundo, enseñarles la prevención de enfermedades y de infecciones de transmisión sexual -poniendo mayor énfasis en el sida-; después las complicaciones del embarazo no deseado en la adolescencia; y, por último, la utilización de métodos anticonceptivos.
Si todo lo anterior ha fallado y los adolescentes se encuentran frente a la inminente noticia de que una adolescente está embarazada, puede ser susceptible de dos interpretaciones: esto es un “problema” del cual hay que liberarse, y por lo tanto, el “aborto” puede ser una “solución” para evitar las consecuencias de un embarazo no deseado; o esto es un “hijo” que viene en camino y, sin duda, es un milagro de la vida. Más allá de las circunstancias en que se conoce la noticia la vida de una nueva persona está en juego.
Muchas personas piensan que deshacerse de la cigota no es un aborto. No consideran al embrión como una “persona por nacer” sino una cédula indefinida, un “pedazo” sin derecho a la vida, una “cosa” que puede ser extirpada sin mayores consecuencias.
Una vez que el óvulo fue fecundado por un espermatozoide, el resultado de esa “cosa” es un ser humano. No hay dudas científicas sobre este hecho. Por lo tanto, debe ser cuidado y protegido.
Veamos, a continuación, información sobre lo que implica el aborto, las complicaciones físicas que pueden generar y la carga emocional que van a tener que llevar el resto de sus días aquellos que elijan esta “opción”.


1. TIPOS DE ABORTOS

El aborto es la muerte de una persona en el vientre de su madre producida durante cualquier momento de la etapa que va desde la fecundación (unión del óvulo con el espermatozoide) hasta el momento previo al nacimiento.
Más allá del punto de vista legal, es necesario distinguir entre distintos tipos de aborto. Se habla de aborto espontáneo cuando la muerte es producto de alguna anomalía o disfunción no prevista ni deseada por la madre. La mayoría de los abortos espontáneos se producen durante los primeros meses de embarazos y pueden deberse a diversas causas: genéticas, hormonales, traumatismos, enfermedades infectocontagiosas.
Con el concepto de aborto provocado (que es lo que suele entenderse cuando se habla simplemente de aborto) nos referimos cuando la muerte de la persona por nacer es procurada de cualquier manera: doméstica, química o quirúrgica. Muchas personas piensan que deshacerse de la cigota no es un aborto. No consideran al embrión como una “persona por nacer” sino como una cédula indefinida, una “cosa” que puede ser extirpada sin mayores consecuencias. (1)
Una vez que el óvulo fue fecundado por un espermatozoide, el resultado de esa “cosa” es un ser humano. Ya no hay dudas de que hay vida humana, única e irrepetible, desde ese preciso momento. La Academia Nacional de Medicina lo afirma categóricamente a través de la siguiente declaración: “La vida humana comienza con la fecundación, esto es un hecho científico con demostración experimental; no se trata de un argumento metafísico o de una hipótesis teológica. En el momento de la fecundación, la unión del pronúcleo femenino y masculino dan lugar a un nuevo ser con su individualidad cromosómica y con la carga genética de sus progenitores. Si no se interrumpe su evolución, llegará al nacimiento”. (2) Por lo tanto, debe ser cuidado y protegido. No “condenado a muerte” por haber sido concebido en circunstancias “no apropiadas”.
Siguiendo la tipología del aborto es necesario diferenciar los abortos que se pueden producir cuando peligra la vida de una mujer embarazada. En primer lugar, hay que distinguir entre el mal llamado “aborto terapéutico” y el “aborto indirecto”.
El aborto terapéutico es un aborto directo porque mata directamente la persona por nacer como medio para presuntamente salvar a la madre, cuando en realidad hay otras alternativas para salvarla a ella y a su bebé no nacido. Por consiguiente, el “aborto terapéutico”, como todo aborto directo o provocado, es un acto intrínseca y gravemente inmoral, por cuanto constituye la destrucción directa de un ser humano inocente, y por ello no está justificado en ningún caso. Como afirma Domingo Basso, “el principio moral fundamental es siempre el mismo: el aborto por indicación terapéutica constituye el asesinato directo de un ser humano inocente y, como tal, es una violación directa de la ley natural”. (3)
Veamos la postura de la Academia Nacional de Medicina acerca del “aborto provocado” y del “aborto terapéutico”: “Como consecuencia, terminar deliberadamente con una vida humana incipiente es inaceptable. Representa un acto en contra de la vida, pues la única misión de cualquier médico es proteger y promover la vida humana, nunca destruirla. Esta convicción está guardada en la cultura mundial y muy notablemente en el Juramento Hipocrático. Siendo el derecho a la vida el primero de los derechos personalísimos, toda legislación que autorice el aborto es una negación de estos derechos y, por lo tanto, de la medicina misma”. (4) En realidad la frase “aborto terapéutico” es una contradicción ya que la palabra “terapéutico” quiere decir salva o cura a nadie y, por el contrario, aquí claramente se atenta contra una vida humana.
Diferente es el caso del aborto indirecto, que en realidad no es un aborto en el sentido pleno de la palabra: no es un aborto directamente provocado. Se trata del caso en el que la vida de la mujer embarazada corre un peligro inminente, y la situación es tal, que si el médico esperara a que el bebé fuera viable que pudiera vivir fuera del útero con la tecnología disponible, morirían tanto la madre como él, ya que antes de que llegase el momento de la viabilidad, se produciría la muerte de la madre y, por consiguiente, el bebé moriría también. El médico tampoco tiene otra alternativa para salvar a los dos, si la hubiera, tendría que recurrir a ella. Entonces, no tiene más remedio que intervenir, tratando siempre de salvar a ambos (al bebé no nacido y a su madre). Si en ese proceso el bebé muere como un efecto no directamente causado ni querido por el médico, entonces, no hay por qué culpar a nadie. Se trata de un “aborto indirecto”, y aunque ciertamente es una tragedia, no es algo moralmente imputable.


2. MÉTODOS ABORTIVOS

A continuación, veremos los métodos abortivos que se utilizan en los países donde el aborto es legal, como en aquellos que está prohibido.
Por envenenamiento salino: Se extrae el líquido amniótico dentro de la bolsa que protege al bebé. Se introduce una larga aguja a través del abdomen de la madre, hasta la bolsa amniótica y se inyecta en su lugar una solución salina concentrada. El feto ingiere esta solución que le producirá la muerte 12 horas más tarde por envenenamiento, deshidratación, hemorragia del cerebro y de otros órganos. Este método se utiliza después de las 16 semanas de embarazo.

Por succión y legrado: El abortista empieza dilatando el cuello del útero de la madre, hasta que es lo suficientemente grande para insertar una cánula en el mismo. La cánula es un tubo de plástico hueco conectado a una bomba tipo aspiradora, a través de una manguera flexible. El abortista pasa el extremo de la cánula a lo largo de la superficie del útero, logrando que el bebé sea arrastrado y succionado al interior del tubo, entero o en trozos. El líquido amniótico y la placenta son igualmente succionados al interior del tubo y junto con otras partes del cuerpo, introducidos en un bote de recolección.
Otras partes del cuerpo que pudieran quedar aún en el útero son extraídas quirúrgicamente raspando, en un procedimiento llamado legrado. Después de esto, se introduce nuevamente dentro del útero de la madre la cánula utilizando la máquina de succión, para asegurarse de que ninguna parte del cuerpo del bebé esté aún en el interior del útero. El contenido del bote de recolección se examina para comprobar que están en el mismo todas las partes del cuerpo del feto, así como la cantidad de tejido adecuada correspondiente a la edad gestacional. (5)

Por dilatación y curetaje: Este método abortivo se utiliza a finales del primer trimestre o principios del segundo, cuando el bebé ya es demasiado grande para ser extraído por succión. Es similar a este último método, pero en vez de despedazar al bebé por aspiración, se utiliza una cureta o cuchillo, provisto de una cucharilla, con una punta afilada con la cual se va cortando al bebé en pedazos, con el fin de facilitar su extracción por el cuello de la matriz. Luego se sacan éstos pedazos con la ayuda de fórceps. Este procedimiento tiene más riesgos para la mujer que el método de succión. (6)

Dilatación y evacuación: La dilatación y evacuación (DyE) es utilizada desde aproximadamente las 12 semanas completas de embarazo. En aquellos lugares donde se dispone de profesionales con experiencia y habilidad, es la técnica quirúrgica más efectiva y segura para embarazos avanzados. La DyE requiere la preparación cervical con una prostaglandina como el misoprostol, o laminaria o un dilatador hidrofílico similar; dilatar el cervix y evacuar el útero utilizando una aspiración al vacío eléctrico con una cánula de 14 a 16 mm de diámetro y pinzas. Dependiendo de la duración del embarazo, una adecuada dilatación puede requerir desde dos horas hasta un día completo. Si bien no es esencial, muchos profesionales encuentran útil el uso de ecografía durante el procedimiento de DyE.

Por nacimiento parcial: También es conocido como “D & X” a las 32 semanas. Suele hacerse cuando el bebé se encuentra muy próximo de su nacimiento. Después de haber dilatado el cuello uterino durante tres días y guiándose por la ecografía, el abortista introduce unas pinzas y agarra con ellas una pierna, después la otra, seguida del cuerpo, hasta llegar a los hombros y brazos del feto. Así extrae parcialmente el cuerpo del bebé, como si éste fuera a nacer, salvo que deja la cabeza dentro del útero. Como la cabeza es demasiado grande para ser extraída intacta; el abortista, entierra unas tijeras en la base del cráneo del bebé que está vivo, y las abre para ampliar el orificio. Entonces, inserta un catéter y extrae el cerebro mediante succión. Este procedimiento hace que el bebé muera y que su cabeza se desplome. A continuación extrae al “producto del embarazo” y le corta la placenta.

Por operación cesárea: Este método es exactamente igual que una operación cesárea hasta que se corta el cordón umbilical, salvo que en vez de cuidar al bebé extraído se le deja morir. La cesárea no tiene el objeto de procurar el nacimiento del bebé sino de matarlo.

Con fármacos: Estos métodos se basan actualmente en tres tipos de medicamentos: el metotrexate (comercializado con el nombre de Ledertrexate), la mifepristona (conocida también con el nombre de RU-486) y el misoprostol (comercializado con el nombre de Cytotec) (Schiavon, 2003). Tales medicamentos pueden utilizarse solos o combinados (Espinoza, 2002). Las condiciones para la prescripción y utilización de estos productos están estrechamente ligadas a la situación legal del aborto y a la disponibilidad de aquéllos en cada país. (7) El RU -486 es un fármaco abortivo que actúa privando al feto de un elemento vital, la hormona progesterona. El aborto se produce luego de varios días de dolorosas contracciones.


3. SECUELAS FÍSICAS DEL ABORTO

El aborto, sea cual fuere la causa, presenta complicaciones propias de todo acto médico quirúrgico y otras propias de este procedimiento: lesiones traumáticas del útero u otros órganos intraabdominales, hemorragias, abortos incompletos, desgarros del cuello uterino, infección del útero e incluso, posible muerte de la madre.
No sólo se producen complicaciones en el acto quirúrgico o poco tiempo después, sino que la mujer puede padecer secuelas a largo plazo, relacionadas con su cuerpo, como aumentar el riesgo de cáncer de mama, ovarios o útero, esterilidad. Además, en algunos casos, las complicaciones pueden aparecer en futuros embarazos:
• Abortos espontáneos o partos prematuros: El aborto se asocia con lesiones cervicales y uterinas que pueden incrementar el riesgo de parto prematuro, complicaciones en el parto y desarrollo anormal de la placenta en posteriores embarazos.
• Placenta Previa: El aborto incrementa el riesgo de placenta previa en ulteriores embarazos (una circunstancia que pone en peligro tanto la vida de la madre como su embarazo deseado).
• Embarazo Ectópico: El aborto está relacionado de forma importante con un riesgo añadido de embarazos ectópicos (embarazos fuera de la cavidad uterina) posteriores.
En general, la mayoría de las complicaciones citadas reflejan factores de riesgo para mujeres que se han sometido a un solo aborto. Varios estudios muestran que las mujeres que tienen abortos múltiples encaran un riesgo mucho mayor de sufrir tales complicaciones.
Si las mujeres que abortan son adolescentes, se exponen a un riesgo mucho más alto de sufrir numerosas complicaciones relacionadas con el aborto. Esto es válido tanto para las complicaciones inmediatas como para los perjuicios reproductivos a largo plazo.


4. SECUELAS PSÍQUICAS DEL ABORTO

Cuando una mujer queda embarazada, su cuerpo se modifica y se compromete con el desarrollo de esa vida naciente. Al conocer que está embarazada, este vínculo ya lleva por lo menos quince días formándose. A lo largo de esos días, durante las 24 horas, entre madre e hijo se viene produciendo un permanente intercambio, tanto a nivel de la sangre como a través de las emociones y sentimientos. Esa nueva persona ya forma parte de la vida de su mamá. Aunque desde lo consciente no lo registre, ese vínculo existe y es importante para ella. (…) (8)
Para pensar en el aborto, la mujer necesita desconectarse de las emociones y sentimientos involucrados en el desarrollo de su hijo. A su vez, precisa despojar de humanidad a “eso” que viene creciendo en su interior, viéndolo como coágulos, tejidos, células, etc. A este mecanismo lo conocemos con el nombre de deshumanización.
Es probable que desde lo racional presente argumentos y justificaciones muy firmes de por qué cree que abortar es su mejor opción (en estas situaciones lo racional iría por un carril muy alejado de lo que ocurre a nivel emocional). A su vez, es posible que al haber deshumanizado a su hijo, se encuentre ella misma deshumanizada, es decir, anestesiada emocionalmente, sin poder registrar el vínculo con su hijo, ni ver que lo que lleva dentro es un alguien y no un algo. (9)
Las mujeres que han abortado tienen más probabilidades que otras de requerir el ingreso posterior en un hospital psiquiátrico o tratamiento psicológico. Muchas mujeres tras un aborto recurren a la represión como mecanismo de defensa, y puede darse un largo período de negación antes de que una mujer requiera tratamiento psiquiátrico. En muchos casos, incluso han comenzado tratamientos por problemas que aparentemente nada tienen que ver con el aborto.
Estos sentimientos reprimidos son susceptibles de causar afecciones psicosomáticas y psiquiátricas. Algunas mujeres, que experimentan secuelas post-aborto declaran albergar ideas suicidas, e incluso, han tenido intentos de suicidio, en una, dos o más ocasiones. Otras consecuencias frecuentes son:
• Disfunción Sexual
• Refuerzo del hábito de fumar
• Abuso de alcohol y drogas
• Desórdenes alimentarios
• Divorcio y problemas crónicos en la relación de pareja
• Abortos de repetición


5. Consecuencias del aborto para el hombre (10)

El debate sobre el aborto se ha enfocado, casi exclusivamente, desde la perspectiva de las mujeres, haciendo caso omiso de los hombres. En un momento en que los hombres se comprometen cada vez más en la crianza de sus hijos, las leyes les niegan sistemáticamente el derecho a estar implicados en decisiones de vida o muerte que afectan a sus hijos aún no nacidos. Esta impotencia tiene su efecto no sólo en la imagen que el varón tiene de sí mismo, sino que también puede causar conflictos de funciones, culpabilidad, depresión y, con frecuencia, el final de la relación con su cónyuge.
Se ha defendido el aborto como un sencillo procedimiento quirúrgico que produce poco o ningún impacto psicológico tanto en la mujer como en el hombre. En realidad, la mayoría de los hombres, lo mismo que las mujeres, niegan cualquier consecuencia emocional negativa del aborto. Sin embargo, cuando los hombres deciden reconocer sus sentimientos, describen con frecuencia la experiencia del aborto como desconcertante y dolorosa. Lo mismo para los hombres que para las mujeres, la sensación de vacío puede durar toda una vida, puesto que los padres son padres para siempre, incluso del niño muerto.
Sin embargo, una vez que ha tenido lugar el aborto, los varones pueden requerir tanta ayuda emocional como las mujeres. Para cualquiera de los dos, la pérdida de un hijo no es una pérdida como otra cualquiera. La culpa y la pena pueden ser persistentes, y no pueden quitarse a base de fuerza de voluntad.


6. CONCLUSIÓN

Para finalizar, tomaremos el texto de la Declaración de Ginebra propuesto por la Asamblea General de la Asociación Médica Mundial realizada en septiembre de 1948 que es una actualización del juramento hipocrático que todos los médicos realizan al finalizar sus estudios y estar en condiciones de comenzar a trabajar. Tomaremos algunos párrafos:
“VELAR ante todo por la salud de mi paciente; NO PERMITIRÉ que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente; VELAR con el máximo respeto por la vida humana; NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, incluso bajo amenaza; HAGO ESTAS PROMESAS solemne y libremente, bajo mi palabra de honor”.
El embarazo, aún en las circunstancias más complejas, no es un “problema”. El aborto, aún en las condiciones más higiénicas, sí lo es y dejará consecuencias de por vida. Los jóvenes tienen una tendencia natural a favor de la vida, en todas sus formas. Sostenerlos en esta postura es nuestro deber, no sólo por ellos, sino por las generaciones futuras.


(1)    Agencia Católica de Informaciones . www.aciprensa.com.
(2)    ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA. http://www.acamedbai.org.ar/pagina/academia/declarac.htm
(3)    BASSO, DOMINGO. Nacer y Morir con Dignidad. Ed. C.M.C.
(4)    ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA. http://www.acamedbai.org.ar/pagina/academia/declarac.htm
(5)    DERECHO A VIVIR. www.derechoavivirenargentina.blogspot.com.ar
(6)    GUÍA TÉCNICA PARA LA ATENCIÓN INTEGRAL DE LOS ABORTOS NO PUNIBLES. www.msal.gov.ar
(7)    CENTRO DE POBLACIÓN Y DESARROLLO. www.ceped.org
(8)    KUPHAL, PEDRO A. (Compilador) Vivir ¡¿Si?! Aproximación Multidisciplinaria al Aborto. Sembrar Valores. 2011
(9)    KUPHAL, PEDRO A. (Compilador) Vivir ¡¿Si?! Aproximación Multidisciplinaria al Aborto. Sembrar Valores. 2011

(10)  RUE, VINCENT Ph.D. Padres Olvidados. Lewiston, Nueva York/Toronto, Canadá: Life Cycle Books, 1986.

martes, 14 de abril de 2015

La construcción de la Autoestima

Una de las tareas más importante de los adolescentes es la construcción de una buena autoestima, aunque no se limita a una edad determinada. La autoestima puede verse afectada en cualquier etapa de la vida, más allá del género, la cultura, la profesión, la religión o el país en que se viva. Los problemas de autoestima son la base de la mayor parte de los problemas psicológicos, afectivos, de relaciones personales, familiares y laborales, más aún, de las problemáticas de los adolescentes. Tener una mala opinión de uno mismo, sentirse incapaz de superarse y de influir de manera positiva en la propia vida, nos vuelve muy vulnerables y nos impide estar disponibles para recibir apoyo y ayuda que nos brinden los demás.
Antes de hablar de autoestima, es importante hacer referencia al Auto-concepto. La imagen o idea que uno tiene de sí mismo condicionará la auto valoración. Si una persona distorsiona e interpreta mal las miradas, las risas de compañeros o extraños, puede traducirlas de manera peyorativa. Piensa que se ríen, lo critican o lo juzgan, terminan por pensar que los demás tienen la misma opinión negativa que él ha llegado a formarse de sí mismo.

Como se siente que no es aceptado, querido y valorado, actúa y se comporta como se ésa fuera realmente la actitud y pensamiento de los demás. Convierte en realidad lo que piensa de sí mismo. Si uno no se conoce es muy difícil que uno se acepte, se valore y crea en sí mismo.
La autoestima es la idea, concepto u opinión que el ser humano llega a formarse sobre su propia valía y sus capacidades, cualidades y méritos en general. Es la síntesis de todos los pensamientos, sentimientos y experiencias positivas o negativas que han ido formando y condicionando nuestra vida, y que nunca dejan de influir en lo que somos, en cómo nos sentimos y en cómo nos comportamos.
Como afirma Nathaniel Branden, “el modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta virtualmente de forma decisiva a todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, en el amor o en el sexo, hasta en nuestro proceder como padres y en las posibilidades que tenemos de progresar en la vida”.
Se ha llegado a afirmar que una persona con poco o nula autoestima, que no se acepta ni se ama, padece seguramente la más grave y limitadora de las minusvalías. Es prácticamente imposible encontrar un problema, dificultad o trastorno psicológico –ya sea de agresividad, angustia, celos, complejos, depresión, drogas, inseguridad, bajo rendimiento en el estudio o en el trabajo, disfunciones sexuales, etc.- cuya base no sea la falta de autoestima, de aceptación y de amor comprensivo para consigo mismo.

Condiciones para el desarrollo de la autoestima:
1. Apego seguro: Sin duda, la primera de estas condiciones es esa sensación de seguridad básica, se sentirse amado y formar parte de una familia.
2. Individualidad: sentirse singular, único e irrepetible es un sentimiento fundamental para la autoestima.
3. Aceptación de uno mismo y de la propia realidad: quien valora su singularidad, lo normal es que se acepte a sí mismo, aunque pretenda mejorar aquellas cosas en las que crea posible superarse.
4. Capacidad de influencia en la propia vida. La sensación de poder hacer cosas, poder mejorar, poder cambiar y regir nuestros actos, debe ir potenciándose y afirmándose en cada etapa de la vida.
5. Necesidad de disponer de puntos de referencia, de modelos valiosos y significativos. Para poder desarrollar valores universales, ideales y objetivos nobles, así como para encontrar un porqué de gran fuerza motivadora de la propia existencia, es preciso encontrar modelos a imitar su comportamiento.
6. Conciencia de la propia vida: Significa razonar y conocer los pensamientos que determinan la forma de comportarse y de actuar. Nuestros actos son una consecuencia de las ideas que anidan en nuestra mente y de los sentimientos que cultivamos en el corazón.
7. Retos personales, sin comparación con los demás. Marcarnos retos personales y únicamente compararnos con nosotros mismos, procurando ser cada día un poco mejores, constantes y esforzados.
8. Liberarse de los sentimientos de culpa que son autodestructivos y paralizantes. De nada sirve lamentarnos y autocondenarnos por haber cometido tal o cual error grave. Diferente es la culpa positiva que es un sentimiento sereno de reconocimiento de que algo hemos hecho mal y nos ocupamos en averiguar las causas y las estrategias eficaces que podemos desarrollar para no caer en esos mismos errores en el futuro.
9. Autenticidad, coherencia y honradez. Quién miente a los demás, comete un grave error que puede pagar muy caro, pero quien se miente a sí mismo con cierta frecuencia convertirá su vida en una locura. Sentirnos en armonía y coherencia con nosotros mismos nos ayuda a aceptar y amar nuestra propia y singular realidad personal.
10. Asumir y afrontar la responsabilidad de la propia existencia. Quién tiene una buena autoestima no culpa a otros de sus propios errores, se siente responsable de sus actos, de sus decisiones y elecciones.
11. Autoevaluación, seguimiento de uno mismo. Comprobar en qué medida y a qué ritmo estamos logrando los objetivos y metas que nos hemos propuesto, nos motiva, alienta y da fuerza para seguir poniendo más medios y esfuerzos en ese mismo sentido.
12. Autofelicitación, reconocimiento del esfuerzo, la dedicación y la entrega. La felicitación y el reconocimiento de los demás, a cualquier edad, resultan eficaces y alentadores. El premiarnos a nosotros mismos por estar llevando a buen puerto los objetivos que nos hemos marcados, el felicitarnos y darnos ánimo tanto en los malos momentos como en los buenos, aún es más importante.
Nada ni nadie puede darnos la seguridad que no hemos sabido proporcionarnos a nosotros mismos. No hay autoestima posible sin esfuerzo, sin acción eficaz, sin autodisciplina, sin la firme decisión de hacer lo que sea necesario para lograr objetivos propuestos. Acumular de forma gradual pequeños éxitos y comprobar cómo se van superando las dificultades es condición sine qua non para la autoestima. Esforzarse es el camino.

1 Conceptos desarrollados a partir de ideas del texto: LA FUERZA DEL AMOR. El camino hacia la realización personal y
madurez afectiva. Bernabé Tierno. Ed. Planeta. 2000