miércoles, 25 de febrero de 2015

PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES

Un refrán popular dice: “Es mejor prevenir que curar”. Prevenir es anticiparse, actuar para evitar algo que no queremos que suceda. No sólo es “mejor”, sino que, en general, implica menos recursos económicos. Pensemos en un ejemplo: es más “barato” realizar una campaña de vacunación masiva que realizar el tratamiento a una población que contraiga la enfermedad por no estar vacunada. Por ello, la OMS acentúa la necesidad de que los Estados inviertan más recursos en la prevención de enfermedades.

1. Tipos de prevención

Existen tres niveles de prevención, según los objetivos que se intenten lograr:


  • Prevención primaria: acciones que buscan evitar la aparición de enfermedades, lesiones o  problemas que afectan a las personas, en lo biológico, psicológico o social, o que afecten el medio ambiente. Busca elevar los niveles de salud, en general, y disminuir los factores de riesgo. Podemos distinguir:


    1. Prevención específica cuando la acción está dirigida a evitar una determinada enfermedad o un problema de salud, como las campañas de vacunación o la utilización del cinturón de seguridad.
    2. Prevención inespecífica cuando se realizan acciones que favorecen a la salud en general. La prevención coincide con la promoción de la salud. Por ejemplo, orientar el uso del tiempo libre o promover la actividad física.

  • Prevención secundaria: busca disminuir los efectos negativos de la enfermedad una vez que se detecta o el agravamiento de problemas existentes. Para ello es necesario un diagnóstico precoz o un tratamiento inmediato y oportuno. Es necesario que se tome conciencia de la importancia de concurrir a controles de salud periódicamente y realizar consultar a profesionales al momento de observar signos o síntomas.
  • Prevención terciaria: una vez diagnosticada la enfermedad, se busca restablecer la salud que la persona tenía a través de acciones de rehabilitación. Si han quedado secuelas (transitorias o permanentes), el objetivo es disminuirlas. Si son enfermedades crónicas, mejorar la calidad de vida de los enfermos.

2. La prevención en el medio ambiente

Resulta imposible pensar en la prevención de la salud de una persona, desligada totalmente del medio ambiente que la rodea. La interacción con los aspectos fisico-químicos (aire, agua, temperatura, ruidos); biológicos (animales, vegetales, bacterias, etcétera) y socioculturales de ese ambiente pueden colaborar o no en el sostenimiento de la salud.
En el medio urbano existe un alto nivel contaminación producido por diversos factores: la actividad industrial, la combustión de los medios de transporte, la acumulación de residuos urbanos y desechos industriales, entre otros. Por lo cual, la contaminación en el aire, en el agua y en el suelo contribuye a la generación y propagación de todo tipo de enfermedades.
El medio rural no está ajeno a este proceso de contaminación. La utilización de agroquímicos, el riego artificial y el manejo de residuos sin el debido cuidado hacia el medio ambiente, pueden generar situaciones de contaminación que afectan, no sólo a la flora y la fauna del lugar, sino que también afectan a las poblaciones cercanas. El riesgo es mayor aún si se contaminan napas de agua que pueden llegar a afectar a una región mucho más importante.
Si bien, existen políticas de protección del medio ambiente, no siempre se cumplen. Por lo tanto, es necesario asumir un rol activo precisamente para proteger nuestro medio ambiente, velando por el cumplimiento de las leyes vigentes y realizando acciones preventivas que estén a nuestro alcance concretar.
Un modo de evitar la contaminación (o por lo menos reducirla) es a través de las cuatro “erres” de la utilización de recursos:
• Rechazar (no utilizar)
• Reducir
• Reutilizar
• Reciclar
Todos y cada uno puede realizar acciones de protección del medio ambiente y evitar la contaminación. El modo de proteger el mundo es comenzando por nuestro metro cuadrado.

martes, 10 de febrero de 2015

PROMOCIÓN DE LA SALUD

    A partir de la Declaración de la Organización Mundial de la Salud, patrocinada conjuntamente con UNICEF, realizada en Alma Ata (Kazajstán), en 1978, la concepción sobre la salud cambió radicalmente. Dejó de vincularse sólo con la medicina y comenzó a pensarse como una temática donde tienen gran influencia factores sociales, económicos y culturales.
    Esta Declaración permitió dar un primer paso hacia un enfoque integral. Para ello, se debió dedicar mayor apoyo técnico y económico, y las ciencias de la salud debieron ampliarse e incluir no sólo la medicina terapéutica, sino también la medicina preventiva y la promoción de la salud.
   La medicina preventiva se diferencia de la terapéutica porque su tarea es evitar la aparición de enfermedades realizando controles periódicos, campañas de vacunación, promoviendo la adquisición de hábitos higiénicos (como el cepillado dental) o proponiendo hábitos saludables. Todas estas medidas tienden a mejorar la calidad de vida de la población. “La promoción de la salud favorece el desarrollo personal y social en cuanto proporciona información, educación para la salud y fomenta las aptitudes indispensables para la vida”.(1)
    En la Carta de Bangkok (2), la OMS plantea las estrategias de la Promoción de la Salud en un mundo globalizado: 
    • Abogar por la salud basado en los derechos humanos y la solidarida 
    • Invertir en políticas sostenibles, acciones e infraestructura dirigidas a impactar los determinantes de la salud
    • Desarrollar capacidad para el desarrollo de políticas, el liderazgo, la práctica de la promoción de la salud, la investigación, la transferencia del conocimiento y la alfabetización en salud.
   • Regular y legislar para lograr niveles altos de protección de daños y facilitar oportunidades similares de salud y bienestar para todas las personas.
   • Asociarse y desarrollar alianzas con organizaciones públicas, privadas, no gubernamentales, internacionales y la sociedad civil para crear acciones sustentables.
    La Promoción de la Salud es un proceso social y político de carácter integral que conlleva acciones dirigidas a fortalecer la capacidad de las personas para mejorar su salud y modificar sus condiciones sociales, medioambientales y económicas a fin de reducir el impacto de dichas condiciones en la salud pública e individual.(3) Es un deber del Estado, pero es una responsabilidad de cada uno. Es posible realizar acciones concretas que tiendan a mejorar la calidad de vida de las personas y en beneficio de toda la comunidad.

Educación para la Salud

   Dentro de este planteo, podemos pensar, la importancia que tiene la Educación para la Salud como estrategia para la Promoción de la Salud. La Educación para la Salud se ocupa de promover un comportamiento saludable, que se sostenga en el tiempo, apuntando a comprender nuestro comportamiento y cómo éste afecta a nuestra salud.
  Uno de los propósitos centrales de la Educación para la Salud es promover en los educandos prácticas de promoción de la salud y de prevención de riesgos y enfermedades, que favorezcan a las personas y/o a la sociedad la adquisición de una actitud responsable en la defensa de su propia salud y la de los demás.
   Por lo tanto, es importante despertar, en cada uno, mayor responsabilidad y autonomía en el manejo de la salud, así como solidaridad y compromiso respecto de la salud de los miembros de la comunidad. Este cambio colabora en generar una influencia positiva en la sociedad en que vivimos.
  La Educación para la Salud debe propiciar la adquisición de conocimientos sobre las prácticas de salud, sobre la responsabilidad de los distintos actores sociales, sobre sus deberes y derechos expresados en las legislaciones vigente, y constituirse en la herramienta que permita el cambio de estilo de vida que nuestra sociedad necesita.

1. El rol de la información

    Desconocer los peligros de determinados comportamientos o la falta de acceso a información clave en términos de salud-enfermedad, genera, necesariamente, conductas de riesgos. Pero la experiencia en materia de promoción y prevención ha puesto en evidencia que la información es necesaria, pero no es suficiente. Por ejemplo, los fumadores saben que es perjudicial para la salud el fumar y, sin embargo, lo siguen haciendo. Existen otros factores que sostienen el “vicio”.
    De la misma manera, podemos pensar otras conductas que pueden afectar nuestra salud o, por el contrario, mejorarla. En muchos casos, son claves las consideraciones que tengan los grupos de pares o la connotación social sobre determinada conducta para el sostenimiento de actitudes positivas o negativas de la salud.
   Siguiendo el mismo ejemplo, si en un grupo es aceptado el consumo de tabaco, promueve el sostenimiento de esta conducta e incluso propicia la iniciación de no fumadores. Si ese grupo, rechazara el consumo de tabaco, muchos dejarían de fumar, mientras que otros disminuirían significativamente el consumo.

(1). ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD www.who.int/healthpromotion/conferences/previous/ottawa/en/
(2) ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD www.who.int/healthpromotion/conferences/6gchp/BCHP_es.pdf
(3) ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD www.who.int

martes, 3 de febrero de 2015

Palabras de Graciela D'Eletto en la presentación del Manual para los que están en camino

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE GERMÁN DEBELJUH

Agradecimiento a Germán
Agradecimiento a Germán por haberme pedido que lo presentara en este evento. Fui profesora de él en el secundario y rescato de esa etapa un rasgo muy valioso que es el compañerismo. Siempre solícito.

Para esta presentación me voy a enfocar en dos aspectos: la persona de Germán y el libro Manual para los que están en camino.

  1-     ¿Quién es Germán Debeljuh?
a-     Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Marista. Allí moldeó su formación cristiana, sostenida por la fe católica y profundamente solidaria que fue desarrollando a través del movimiento juvenil del colegio, acompañado por los Hermanos.
b-     Carrera universitaria de base: Psicólogo. No quedó allí, sino que coherente con sus ideas, continuó con la formación post universitaria con la temática de familia y obtuvo el título de Orientador Familiar.
c-      La persona: Germán es un joven comprometido con el darse a los demás: alumnos, compañeros de trabajo, amigos, y persevera con notable constancia en ayudar al que necesita, no sólo de lo material sino de aquel que valora ser escuchado, ser tenido en cuenta, respetado.
La Solidaridad, entre otros valores, es quizá el que más sobresale porque tiene claro el mensaje cristiano, “el tener en cuenta al otro en sus necesidades espirituales, físicas, de la vida diaria”. 

  2-     El trabajo:
        Ligado al darse,  intercala con su profesión, la tarea docente.
* Profesor de Psicología y Adolescencia y Salud en el Colegio San José. 
* Abarca también el ámbito de la medicina en una loable tarea de equipo.
* Abierto a trabajar con otros,  dimos forma, con la anuencia de los Superiores de la Provincia Marista,  al incipiente Equipo de Orientación Escolar, que acercó a los padres a la institución para resolver problemáticas propias de la edad escolar, como así también a los alumnos, quienes acudían y acuden a él para presentarles sus inquietudes.
Germán hace realidad el legado de San Marcelino quien hablaba de la “presencia marista”, esa presencia afectiva y efectiva que está para acompañar, escuchar, estar atento, ver más allá de lo que significa una mirada rápida. Así lo vemos en los recreos, en los patios, charlando con unos y otros y en todo momento está dispuesto.  
Todo este bagaje le ha dado una hermosa experiencia para poder volcar en su trabajo con jóvenes. 


  3-     El Libro: MANUAL PARA LOS QUE ESTÁN EN CAMINO
a-     Título:
“MANUAL… Me pareció muy certero el nombre de manual que en nada se parece a aquellos manuales enciclopedistas que todos conocimos en nuestra formación primaria, o por lo menos en la mía. En la obra de Germán hace referencia a que “es manuable” y así es. El libro es  pequeño, ágil, concreto.

…PARA LOS QUE ESTÁN EN EL CAMINO”
¡Qué bella metáfora! ¿Y quiénes están en camino? Todos: alumnos, padres, docentes, adultos mayores,  abuelos, es decir, TODOS.
Todos estamos a tiempo; los alumnos para estudiarlo y poder reflexionar y hacerlo vida en sus vidas y los que tenemos otros roles, tal como docente, padre, abuelo, en fin, adultos, nos refresca contenidos que hemos aprendido como hemos podido y nos  da herramientas para poder estar acorde a los signos de los tiempos. 

b-     Contenidos: Los académicos  y los reflexivos. Temática actualizada, y adecuada a los tiempos que corren, desarrollada con frescura, respeto y seriedad.

c-      Testimonios y películas sugeridas: oportunos, apropiados, interesantes, reales. El lector a medida que avanza con los temas, en cada uno de ellos, encuentra testimonios que le permiten reflexionar y llevar a su vida personal.

d-     Último capítulo: Camino a la adultez. Éste es un capítulo muy importante y que sintetiza el enfoque cristiano, humanístico porque presenta temáticas que así lo expresan: Construcción del Proyecto de vida: don y tarea (la formación, el trabajo, votar, adolescentes al volante, más allá de uno mismo: solidaridad). El libro tiene una mirada ecuménica, pero profundamente religiosa sostenida por valores que hacen a la dignidad del hombre.

e-     Para finalizar quiero expresar que el libro es como un hijo: Se gesta a través de una idea que comienza a ebullir en nuestro intelecto, que crece a medida que se van desarrollando los temas y que vuela del nido cuando está listo para hacer su propia vida.

En este caso, Germán, Manual para los que están en camino, ya voló de tus manos y tiene la hermosa y noble  misión de ayudar en los proyectos de vida de los jóvenes.

viernes, 23 de enero de 2015

Reseña del Manual en la Revista Sembrar Valores N* 65

MANUAL PARA LOS QUE ESTÁN EN CAMINO

Educación – Salud – Adolescencia
Lic. Germán Debeljuh
204 páginas
Editoral Gram

Hay consenso en que escuela y padres tienen que trabajar juntos por la educación de los chicos, hay consenso en que la educación de la sexualidad, adicciones y otros temas tan frecuentes en los adolescentes es conveniente tratarlos en familia. Pero ¿cómo?, parece que nos falta el cómo. El autor es orientador familiar por la Universidad Austral, lic. en Psicología por la Universidad Católica Argentina, colaborador frecuente de nuestras páginas y en la presencia de Sembrar Valores en Pergamino, localidad en la que desarrolla su actividad profesional en consultorio y como docente.
Con su libro ofrece un material de primera para el trabajo en el aula y para que lean los padres y puedan tener respuestas a la amplia gama de problemáticas actuales que pueden influir en la salud de los adolescentes. Apela a la capacidad docente, al compromiso de los alumnos y al acompañamiento de las familias.

Con distintos ganchos de atención: viñetas, imágenes, destacados, recuadros, recomendación de películas, va llevando ágilmente a la asimilación de conceptos que -bien aplicados- contribuirán a la salud de nuestra sociedad.
http://sembrarvalores.org.ar/de-nuestro-equipo-ii/ 

jueves, 8 de enero de 2015

LA INFLUENCIA DE LA CULTURA EN EL CONCEPTO DE SALUD

    La cultura se entiende como el complejo sistema simbólico y material que orienta la producción de ideas, conceptos, creencias y bienes que modelizan y sustentan prácticas, comportamientos y costumbres determinados por aquellos que la integran. El concepto de salud, se enmarca necesariamente dentro de una cultura particular, la cual influye fundamentalmente en el modo en que el individuo la experimenta.
   El ser humano ha hecho esfuerzos de diversa naturaleza por mantener su salud. En las culturas primitivas, se consideraban que existían personas con capacidades para restablecer la salud, para quienes la mayoría de las explicaciones acerca de la salud y la enfermedad, se fundamentaban en la existencia de dioses que curaban y en las virtudes mágicas y hechizos. El “brujo” era curandero por dos virtudes: por su conocimiento de plantas y preparación de brebajes y por su cercanía con los dioses.
  Galeno, nacido en el año 131 A.C., se preguntaba por la causa de las alteraciones de la salud. Cuestionaba la presencia de los dioses en la enfermedad y rechazó enérgicamente la doctrina de quienes querían introducir en la estructura de la enfermedad un elemento sobrenatural. Sin embargo, en la Edad Media se recurre nuevamente al influjo religioso en la presencia de la salud y de la enfermedad.
  En la edad moderna, con el auge de la ciencia, se desarrolló de forma significativa la ciencia anatómica y se produjeron grandes avances en el descubrimiento de principios anatomofisiológicos, y químicos, entre otros, vinculados a las alteraciones de la salud.
  Entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, el desarrollo de los conceptos sobre agentes infecciosos e inmunidad, condujo a una transformación del enfoque de los estudios médicos, lo que llevó a hacer especial énfasis en las fuentes ambientales de microorganismos y las formas de transmisión de las infecciones.
   Podemos encontrar tres modelos médicos:
   1. Modelo Médico Tradicional: es propio de sociedades no occidentales (China e India) ya que tienen una larga tradición escrita. Contiene tradiciones teóricas muy elaboradas, con una única forma de lógica médica que se diferencia de la tradición científica occidental.
   2. Modelo Médico Popular: engloba los sistemas médicos sincréticos de las sociedades históricas trasmitidas de forma oral, es decir, todo aquello relacionado con enfermedad obtenido de la antigüedad.
  3. Modelo Médico Hegemónico: es el conjunto de prácticas, saberes y teorías generadas por el Desarrollo de lo que se conoce como medicina científica. Establece una relación entre el saber y el poder, predominan las fuentes del conocimiento, quedan fuera los factores socioculturales ya que predomina lo biológico.
   En la actualidad, al analizar la salud y la enfermedad se torna imprescindible tener en cuenta no sólo los factores biológicos. Desde lo individual, analizar las creencias, los valores, los conocimientos y actitudes sobre la salud y la enfermedad. Además, tener en cuenta las costumbres, hábitos y comportamientos individuales. Desde los factores socioculturales, observar el nivel económico, trabajo; las condiciones de vivienda, vestimenta, alimentación; accesibilidad a los sistemas sanitarios. No se puede dejar de tener en cuenta el medio ambiente en que viven, el cual influye en la calidad de vida de los habitantes de una determinada región. 
   Todos estos factores influirán significativamente en la percepción de las personas sobre la salud o la enfermedad, asignando a los síntomas distintas connotaciones. En muchos casos, el sistema de creencia de una persona o una comunidad puede originar distintas percepciones con respecto a la búsqueda de ayuda y al cumplimiento de los tratamientos.
    Es importante considerar que pueden existir diferencias culturales entre los profesionales y los pacientes, y que estas diferencias pueden interferir en las indicaciones que se sugieran. Las personas tienen ideas previas sobre lo que es relevante para su salud y se traducen en determinados comportamientos. Por lo tanto, el desafío para los agentes de salud será observar la resistencia a seguir las indicaciones terapéuticas o la incapacidad de asumir comportamientos preventivos y tratar de superarlos.

SALUD, POBREZA Y DESIGUALDAD

   Existe una estrecha relación entre los problemas de salud y las situaciones de pobreza y desigualdad. Esta afirmación se evidencia claramente en los países pobres donde se presentan peores resultados sanitarios que en los países más desarrollados. A su vez, dentro de cada país, se observa que las personas pobres tienen más problemas de salud que las personas de clase medio o alta.
   De este dato se desprende que existe una relación de causalidad bidireccional en la asociación entre la pobreza y los problemas de salud. La enfermedad o la fecundidad excesivamente alta pueden tener un considerable efecto en los ingresos familiares y marcar incluso la diferencia entre estar por encima o por debajo de la línea de pobreza. Además, la mala salud se asocia frecuentemente a considerables costos de atención sanitaria. Pero la pobreza y los bajos ingresos también son causa de mala salud.    
   Los países pobres y las personas pobres sufren múltiples privaciones que se expresan en altos niveles de mala salud. De este modo, las personas pobres se ven atrapadas en un círculo vicioso: la pobreza engendra mala salud y la mala salud mantiene la pobreza.
    El desarrollo económico en estas zonas y el acceso a mayor educación puede romper con este círculo vicioso y generar una mejora sustancial en la calidad de vida de estas comunidades.






jueves, 4 de diciembre de 2014

Manual para los que están en camino (Video de la Presentación)



Presentación del "Manual para los que están en camino", en la Biblioteca Menéndez de Pergamino, el 13 de noviembre de 2014. Gracias Hno. Agustín Martinez, Graciela D'ElettoAmalia Bonelli y Marcelo Basgall por sus palabras. 
En este video, la presentación final del libro. Gracias Humberto Acosta por la filmación. 
Muchas gracias a todos los que colaboraron y a los que estuvieron presente ese día.

martes, 25 de noviembre de 2014

CONCEPTO DE SALUD

Manual para los que están en camino

CAPÍTULO 1: LA SALUD

A lo largo de la historia de la humanidad, el tema de la salud y la enfermedad ha generado opiniones encontradas. No cabe duda que el hombre haya evitado la enfermedad, en todas las formas, y busca la salud como un bien muy preciado.
El concepto de salud ha variado de acuerdo con los momentos históricos, las culturas, las clases sociales, las perspectivas científicas, etc. En la antigüedad, Hipócrates pensaba que la salud era consecuencia de haber alcanzado un estado de equilibrio y armonía entre los factores del cuerpo, del ambiente y del estilo de vida.
Esta visión holística de la salud fue modificándose a lo largo del tiempo. La influencia de la teoría de René Descartes (1596-1650) de la diferencia entre la mente y cuerpo, y la aplicación de un método científico que ponía el acento más en el cuerpo que en la interacción cuerpo-mente, condujo a la medicina a una concepción reduccionista de la salud, teniendo en cuenta lo que sucedía en la dimensión biológica.
A partir de la creación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han unificados criterios sobre los conceptos de salud y enfermedad. Esta organización se funda el 7 de abril de 1948 en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La OMS es la autoridad directiva y coordinadora de la acción sanitaria de las Naciones Unidas.
Por tanto, utilizaremos la definición que cita en el preámbulo de su constitución: “Salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedad o de invalidez”.[1]
Esta definición abre la posibilidad de pensar en una concepción más amplia de salud, teniendo en cuenta no sólo la dimensión biológica, sino también la dimensión psicológica, implícita en el concepto ‘mental’, y la dimensión social. Si pensamos en todas las dimensiones del hombre, habría que agregar la dimensión espiritual, la cual no contempla esta definición, y que hace referencia al hombre como una unidad de cuerpo y alma.
Si nos quedamos con esta definición, podríamos pensar que son muy pocos los que puedan alcanzar un “estado completo de bienestar…”, y que existiría un ideal de salud inalcanzable para muchos. Pero la misma OMS, en su Declaración de Principios, aclara el concepto diciendo que es “al grado máximo que todo ser humano pueda lograr”[2], habida cuenta de las circunstancias que impiden aplicar estrictamente la noción de ‘completo’ en personas que padecen de dolencias congénitas, secuelas graves de enfermedades o de accidentes.
Al hablar de grado de bienestar y no de ‘completo’ bienestar, estamos diciendo que la salud no es un estado ‘total y absoluto’ de bienestar, sino que es un proceso dinámico. Se puede tener más o menos salud. La salud puede mejorar o empeorar. Esta idea de la salud como algo gradual y variable, como un proceso y no como un estado estático, nos permite evaluar el estado de salud de una persona e incluso de una comunidad.
La Organización de Naciones Unidas hace referencia a que: “Los gobiernos tienen la responsabilidad de la salud de sus pueblos, la cual sólo puede ser cumplida por la provisión de medidas sociales y sanitarias adecuadas”.[3] A su vez, cuenta con otros organismos que colaboran en la búsqueda de que todos los pueblos del mundo alcancen ese estado de bienestar al que tienen derecho.
Entre ellas:
Ø  UNESCO: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
Ø  FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación,
Ø  PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo,
Ø  PMA: Programa Mundial de Alimentos.
Por su parte, la Oficina Panamericana de la Salud (OPS), delegación regional de la OMS, define: “La salud es un estado de adaptación de los individuos al medio en que se encuentran”. Refuerza, aún más, la idea que no se plantea la salud como la sola ausencia de enfermedad, propiamente dicha, sino que contemplan aspectos, como lo socio-económico, lo familiar, lo laboral e incluso el medio ambiente.
La Salud constituye uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, vinculado con la satisfacción de otros derechos humanos básicos como la necesidad de alimentación, trabajo, educación, vestido y ambiente.
En definitiva, la salud debe ser considerada tanto un derecho individual como una responsabilidad social, y es fundamental valorarla cuando se la posee, buscando todos los medios posibles para mantenerla en plenitud.



[1] ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD www.who.int
[2] ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD www.who.int
[3] ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD www.who.int