Estar enamorado es uno de los momentos más
deseados por las personas. A pesar de lo que muchos creen, éste es sólo el
comienzo de una relación profunda que puede durar mucho más tiempo.
¡Qué
sensación mágica se produce cuando dos personas se enamoran! Ante la presencia
del amado, se disparan diversos síntomas fisiológicos: taquicardia, sudoración,
palpitaciones, sensación de ahogo, y “un no sé que” –o las famosas mariposas- en
el estómago.
Profesionales
del Centro de Estudios Especializados
en Trastornos de Ansiedad (CEETA) observan que hay personas que sufren
el enamoramiento porque padecen trastornos de ansiedad y las sensaciones
corporales en ambos casos son similares.
La Lic. Gabriela Martínez Castro
asegura que aunque tienen el mismo origen fisiológico, es sencillo
diferenciarlas: “los trastornos por ansiedad incapacitan la vida de quien los
padece, en cambio el amor la enriquece”.
Además, en el enamoramiento la causa de la ansiedad es muy positiva,
mientras que en un trastorno, la causa es el temor.
Está
comprobado que en el estado de enamoramiento, el cerebro -y no el “corazón”- genera
una serie de cambios en el cuerpo. La producción de ciertas hormonas y
neurotransmisores da origen a todas las sensaciones corporales que los
enamorados describen como pruebas fehacientes de que están en presencia del amor.
Además, el humor y el ánimo
son óptimos, aumenta la creatividad y la motivación por el cuidado personal.
Toda esta
revolución que se produce en el enamorado, lo lleva a idealizar al otro y proyectar
en él lo que quiere ver. Suele sobrevalorar las virtudes y minimizar los
defectos.
Al ser tan
fuertes estas sensaciones, más aún si se trata de adolescentes, es fácil
confundir el enamoramiento con el amor. El primero, no necesariamente es
recíproco. El amor, necesariamente lo es. El enamoramiento es inmediato. El
amor necesita tiempo. En el primero las emociones son más intensas e inestables.
En el amor son más profundas y permanentes. En el enamoramiento hay posesión.
En el verdadero amor, entrega.
El
enamoramiento suele ser la primera etapa en una relación de pareja, puede
diluirse al cabo de un tiempo o dar lugar a una relación más honda. Por lo
tanto, si nos encontramos con estos “síntomas”, a no asustarse y, más importante
aún, a no confundirse. Todas estas sensaciones no son eternas, por eso conviene
disfrutarlas y que ayuden a conocer al otro tal como es, con sus virtudes y sus
defectos, a dejar caer las idealizaciones, y permitirse un encuentro más
profundo para seguir creciendo, como personas y como pareja, hacia el verdadero
amor.
Nota Publicada en la Revista Sembrar Valores N° 48