En esta fecha, que no surgió con
fines comerciales, se pone de relieve la importancia de la presencia masculina
como referencia de los hijos. El rol paterno se modificó con el tiempo, no así
el lazo amoroso que une a ambas partes.
DE LA REDACCION. Celebrar el amor a los
padres una vez al año es algo común en nuestra cultura, y en esta fecha los
hijos aprovechan para obsequiar algo.
Cuenta la historia que el
verdadero origen del Día del Padre surgió el 19 de junio de 1909 en Estados
Unidos, cuando una mujer llamada Sonora Smart Dodd quiso homenajear a su padre,
Henry Jackson Smart, un veterano de la Guerra Civil que se convirtió en viudo
cuando su esposa murió en el parto de su sexto hijo.
En 1966 el presidente Lyndon
Johnson firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de junio como
Día del Padre.
Guía y sostén
Ser padre ha sido, la mayor
realización para un hombre. La figura del papá nos remite, primero al amor,
pero también a la guía, al sostén y a la autoridad bien entendida.
El rol del padre ha cambiado con
el tiempo, no así el lazo de amor que une al padre con el hijo. El amor es y ha
sido siempre el mismo.
Con diferentes modalidades, ayer
u hoy, papá ha sido y es un pilar en nuestra vida.
Por ello, LA OPINION ha decidido
darle otro sentido que el comercial a esta fecha de relevancia. En este informe
central se tratará de abordar la importancia de la figura paterna, visto desde
diversas ópticas, pero con un mensaje en común: la necesidad de que los
progenitores estén presentes en el proceso de crecimiento de sus hijos, que
sean guías y observen, a veces desde arriba y otras a la par, su caminar, pero
por sobre todas las cosas que hagan fluir en sus criaturas el sentimiento de
seguridad”.
Roles
Sin embargo, el padre hoy
comparte ese espacio más operativo, conservando su presencia referencial en lo
que a la formación de valores respecta.
El Diario consultó a psicólogos
de nuestra ciudad que trabajan especialmente la temática adolescente, por considerar
que esa fase del hijo es la más compleja de la vida. Germán Debeljuh,
reconocido profesional y docente sostuvo que para analizar el rol paterno en
principio tendríamos que pensar en los cambios que se fueron dando a nivel
cultural con el paso de los años. “Se han generado características diferentes
al asumir otras responsabilidades que antes estaban abocadas a la madre
netamente. Hoy los hombres nos permitimos y existe una mayor predisposición a
la tarea de la crianza de los niños, y esto permite que se produzca el
complemento que necesitan tanto hombres como mujeres en la crianza de sus
hijos”, aseguró.
Autoridad
Decíamos que autoridad no debe
confundirse con autoritarismo, situación que suele plantearse en esta
complicada etapa la adolescencia. Dijo Debeljuh al respecto: “Muchas veces se
registran situaciones en las que se desfigura esa presencia como autoridad y
esto se da porque los padres quieren complacer o compensar a sus hijos, de
alguna manera, por el tiempo de ausencia que ellos experimentan debido a la
carga horaria que insume lo laboral. Creo que hemos perdido ese rol de padre,
hay que volver a retomar la autoridad pero la que esté ligada a los afectos, la
que pueda tener una característica diferente y creo que ese es el gran desafío
de esta generación que ha salido de una figura más cercana al autoritarismo. El
concepto de autoridad está ligado con el acompañar a nuestros hijos,
fundamentalmente en la adolescencia, en este camino que es la vida”.
Debeljuh manifestó como necesario
entender que el adolescente está en camino pero no hacia la adultez sino hacia
la madurez. “En este caminar, los padres deben diferenciar autoritarismo de
autoridad. La autoridad tiene que ver precisamente con acompañar a nuestros
hijos, marcarles cuál es el camino y ponerles los límites para que ellos puedan
sentirse seguros a la hora de avanzar”.
Deformación
Interrogado sobre la
tergiversación de la figura de la autoridad, y el camino a la par que hacen los
padres con sus hijos, no imponiendo límites y sólo siendo “amigos”, el
profesional explicó que la característica fundamental que tiene la sociedad
actual es que los hijos adolescentes se encuentran con padres adolescentes,
“padres que no han podido asumir las características que tiene la vida adulta,
la maduración, el proceso de saber qué quiero y hacia dónde debo ir. A veces se
encuentran padres que quieren competir con sus hijos, y consecuentemente, esto
hace que pierdan ambas partes. Tanto los hijos como los padres. El hecho de
asumir las responsabilidades, la edad que tiene el adulto, el proceso de
maduración como tal, generará una sana educación de mayores hacia menores y
adolescentes”.
El profesional dijo que muchos
adolescentes se encuentran perdidos porque no tienen como modelos a seguir a
sus padres, carecen de referencias y sienten muchas veces que son competidores.
“Me parece que lo más adecuado es el retomar la figura, el modelo, lograr que
nuestros hijos encuentren un camino más firme, en el que no se desequilibren,
por el contrario sientan nuestra presencia como progenitores”, sugirió.
Presencia
Observando la realidad y la
actuación de los padres como acompañantes de la vida de sus hijos, también a
partir de su actividad profesional Debeljuh citó un dato que considera curioso:
“A medida que van creciendo los chicos se van alejando de los padres. En la
etapa de la niñez se advierte una fuerte presencia de los padres pero a medida
que pasa el tiempo, cuando llega la adolescencia, esa presencia se va
diluyendo”.
Para evitar esta situación,
Debeljuh recomienda tres pautas a seguir:
“Que el padre esté presente, que
pueda haber un referente que no sólo se preocupe por el bienestar de los hijos
sino que también se preocupe por estar bien con sus hijos, mantenga una buena relación a lo largo de su vida.
“La otra cuestión fundamental en
todas las etapas de la vida, no sólo en la adolescencia, tiene que ver con el
diálogo que entre padres e hijos debe haber. A veces como padres y como hombres
especialmente nos cuesta generar espacios de comunicación con los hijos, y en
este sentido hay que saber que esto es clave.
“Y la tercera cuestión importante
es la de demostrar el afecto. Los hombres nos caracterizamos por ser bastante
cerrados en este sentido. Creemos que saliendo de la cultura machista nos
cuesta aceptar y reconocer el afecto que sentimos para con nuestros seres
queridos. Es necesario que los padres expresen lo que sienten por sus hijos”.
Diario La Opinión de PERGAMINO
17 de Junio de 2012
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