Muchas
veces he escuchado esta afirmación, en distintos ámbitos y en distintas
circunstancias. ¡Nadie es imprescindible! Tanto se dice que termina siendo una
afirmación categórica. Es que la sociedad en que vivimos ha logrado generar en
las personas la sensación de que son descartables, desechables, y fácilmente
reemplazables.
En
tu trabajo, en cualquier momento te pueden echar y eso no sorprenderá a nadie.
Rápidamente, aparecerá alguien que ocupe tu lugar. En las relaciones de
amistad, aquello de que “cuando un amigo se va, queda un espacio vacío” parece
que perdió vigencia... otro “contacto” ocupa ese lugar. Hasta con la muerte de
un ser querido… parece que tenemos que olvidarlo para no sufrir y hacer de
cuenta que nada paso.
Permítanme,
entonces, que ponga en duda está afirmación. Más aún, quisiera cambiarla
completamente y decir: VOS SOS IMPRESCINDIBLE. Sí, lo que
vos no haces…nadie lo puede hacer por vos, y si lo hace, no será a tu manera. Lo
que vos no decís para el otro no existe, por lo tanto, no te guardes palabras
de afecto y de cariño para con tus seres queridos. Ellos están esperando esas
palabras. Hoy y siempre, expresá todo lo que sentís porque nadie puede decirlo
por vos. No alcanza con sentirlo, hay que decirlo. Y el único que puede decirlo
sos vos.
En
la amistad, sos insustituible. Ese modo particular que tenés vos de cultivar la
amistad no lo puede reemplazar nadie. Depende de vos, ser un simple “contacto”
en la vida de los demás o ser un AMIGO,
con todas las letras y en mayúscula.
En
el trabajo, a pesar de lo que pueden decir los especialistas en “Recursos
Humanos”, no pueden reemplazarte. Claro está que si vos hacer de tu trabajo
algo monótono y mecánico, en donde no hay un aporte personal, va a ser más
fácil. Pero si vos desplegas toda tu creatividad y pones AMOR en lo que haces, nadie ocupará tu lugar. Porque el modo
personal y único en que vos haces las cosas, no lo podrá hacer otra persona.
Esa otra persona, traerá su manera personal y única de hacerlo.
Alguien
dijo, alguna vez: “No hago lo que me
gusta, pero me gusta lo que hago”. Y a pesar de que muchas veces no tenemos
el trabajo que quisiéramos, poder querer el trabajo que tenemos nos puede
permitir desarrollar nuestras potencialidades y valorar aquello que puedo hacer
gracias al trabajo que tengo. Ahí podés darle sentido a tu trabajo y hacerlo de
una manera única, personal,…a tu manera.
Si
haces lo que te gusta… ¿cómo no vas a poner todo tu amor en lo que haces? Ahí
también, sos imprescindible. En tu trabajo, en la calle, en la escuela, en el
barrio, podes dejar esa huella, que al igual que la huella digital demuestra tu
identidad, lo que vos haces con AMOR
deja la marca irrepetible de tu paso por ese lugar.
Y si
hablamos de la familia, sin duda que somos IMPRESCINDIBLE. Los vínculos son
esos lazos invisibles que nos unen. Y nos unen unos con otros en la dinámica
familiar.
Esos
lazos son indestructibles. Ni la muerte lo puede romper. Tus seres queridos que
no están con vos, siguen unidos a tu corazón por ese lazo que durante la vida los
unió, y durarán toda tu vida. No quieras borrarlos para no sufrir. Aunque
quieras borrarlos siempre estarán. Y cuando descubras que siguen estando, el
sufrimiento dará paso a la posibilidad de resignificar ese vínculo más allá de
la muerte y encontrar la presencia en la ausencia.
Y para
con los afectos que están a tu lado, tus padres, tus hijos, tus hermanos, tu
pareja, los que estaban antes que vos y lo que vos elegiste para que estén a tu
lado, para todos esos vínculos: VOS SOS IMPRESCINDIBLE. Por lo
tanto, ¡actúa como tal! Lo que vos no digas, nadie lo dirá por vos (y
si lo hace… no tiene sentido). Lo que vos no hagas, nadie lo hará por vos (y si
lo hace… no tiene sentido). Lo que vos no hagas sentir, nadie lo hará sentir
por vos.
Que
vos seas imprescindible en la vida de otras personas, depende de vos. Será
cuestión de vencer el individualismo, salir del conformismo y la comodidad, y
arriesgarse a jugársela por los demás.
Por
todo esto, propongo desterrar de nuestro vocabulario la expresión “Nadie es
imprescindible”. No nos ha servido para crecer como personas ni como sociedad.
Tampoco refleja la esencia del ser humano. Por lo tanto, y en base a que somos
personas únicas e irrepetibles, propongo reemplazarla -de ahora en más- por una
afirmación que nos permita rescatar, de lo más profundo de nuestro ser, lo
mejor de nosotros mismos para entregárselo a los demás: ¡VOS SOS IMPRESCINDIBLE!