Manual para los que están en camino
CAPÍTULO 1: LA SALUD
A lo largo de la
historia de la humanidad, el tema de la salud
y la enfermedad ha generado opiniones encontradas. No cabe duda que el hombre haya
evitado la enfermedad, en todas las formas, y busca la salud como un bien muy
preciado.
El concepto de salud ha
variado de acuerdo con los momentos históricos, las culturas, las clases
sociales, las perspectivas científicas, etc. En la antigüedad, Hipócrates
pensaba que la salud era consecuencia de haber alcanzado un estado de
equilibrio y armonía entre los factores del cuerpo, del ambiente y del estilo
de vida.
Esta visión holística de la salud fue modificándose a lo
largo del tiempo. La influencia de la teoría de René Descartes (1596-1650) de
la diferencia entre la mente y cuerpo, y la aplicación de un método científico
que ponía el acento más en el cuerpo que en la interacción cuerpo-mente,
condujo a la medicina a una concepción reduccionista de la salud, teniendo en
cuenta lo que sucedía en la dimensión biológica.
A partir de la
creación de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) se han unificados criterios sobre los conceptos de salud y
enfermedad. Esta organización se funda el 7 de abril de 1948 en el marco de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU). La OMS es la autoridad directiva y
coordinadora de la acción sanitaria de las Naciones Unidas.
Por tanto, utilizaremos
la definición que cita en el preámbulo de su constitución: “Salud es el estado de completo
bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de enfermedad o de
invalidez”.[1]
Esta definición abre
la posibilidad de pensar en una concepción más amplia de salud, teniendo en cuenta
no sólo la dimensión biológica, sino también la dimensión psicológica, implícita
en el concepto ‘mental’, y la dimensión social. Si pensamos en todas las
dimensiones del hombre, habría que agregar la dimensión espiritual, la cual no
contempla esta definición, y que hace referencia al hombre como una unidad de
cuerpo y alma.
Si nos quedamos con
esta definición, podríamos pensar que son muy pocos los que puedan alcanzar un
“estado completo de bienestar…”, y que existiría un ideal de salud inalcanzable
para muchos. Pero la misma OMS, en su Declaración de Principios, aclara el
concepto diciendo que es “al grado máximo que todo ser humano pueda lograr”[2], habida
cuenta de las circunstancias que impiden aplicar estrictamente la noción de
‘completo’ en personas que padecen de dolencias congénitas, secuelas graves de
enfermedades o de accidentes.
Al hablar de grado de
bienestar y no de ‘completo’
bienestar, estamos diciendo que la salud no es un estado ‘total y absoluto’ de bienestar, sino que es un proceso dinámico.
Se puede tener más o menos salud. La salud puede mejorar o empeorar. Esta idea
de la salud como algo gradual y variable, como un proceso y no como un estado
estático, nos permite evaluar el estado de salud de una persona e incluso de
una comunidad.
La Organización de
Naciones Unidas hace referencia a que: “Los gobiernos tienen la responsabilidad
de la salud de sus pueblos, la cual sólo puede ser cumplida por la provisión de
medidas sociales y sanitarias adecuadas”.[3] A
su vez, cuenta con otros organismos que colaboran en la búsqueda de que todos
los pueblos del mundo alcancen ese estado de bienestar al que tienen derecho.
Entre ellas:
Ø
UNESCO: Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
Ø
FAO: Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación,
Ø
PNUD: Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo,
Ø
PMA: Programa Mundial de
Alimentos.
Por su parte, la Oficina Panamericana de la Salud
(OPS), delegación regional de la
OMS , define: “La salud es un estado de adaptación de los
individuos al medio en que se encuentran”. Refuerza, aún más, la idea
que no se plantea la salud como la sola ausencia de enfermedad, propiamente
dicha, sino que contemplan aspectos, como lo socio-económico, lo familiar, lo
laboral e incluso el medio ambiente.
La Salud constituye
uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, vinculado con la
satisfacción de otros derechos humanos básicos como la necesidad de
alimentación, trabajo, educación, vestido y ambiente.
En definitiva, la
salud debe ser considerada tanto un derecho individual como una responsabilidad
social, y es fundamental valorarla cuando se la posee, buscando todos los
medios posibles para mantenerla en plenitud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario