sábado, 18 de octubre de 2014

MANUAL PARA LOS QUE ESTÁN EN CAMINO

INTRODUCCIÓN

Si algo caracteriza a la adolescencia como etapa vital, es la necesidad de buscar la propia identidad. Como en todo proceso de búsqueda, es necesario encontrar el rumbo que uno quiere llevar adelante.
Para ello, se toman puntos de referencia que nos ayuden a ubicar dónde estamos y a dónde queremos ir. Los adolescentes reciben señales de distintos lugares que los invitan a seguir caminos diferentes. Algunos buenos y otros, no tantos. Muchas veces, se siente aturdidos, otras confundidos. Los padres proponen un mensaje, los medios de comunicación masivos otro, y el grupo de pares está en la misma situación.
Dentro de este contexto, el ámbito educativo tiene el compromiso de generar un espacio de diálogo y formación, capaz de disipar dudas, evacuar inquietudes y promover actitudes preventivas, que favorezcan la adquisición de una postura responsable en defensa de su propia vida y la de los demás.
Las instituciones educativas no pueden quedarse en la sola transmisión de información. De hecho, la pueden conseguir en otro lado. Sin ocupar el lugar indelegable que tiene la familia en este proceso de formación, la escuela debe asumir, también, el compromiso de apuntar a la formación de personas íntegras, con auténticos valores, capaces de colaborar en la transformación de una sociedad más justa y más fraterna.
La propuesta de este texto es abordar, en primer lugar, temáticas relacionados con la salud, como derecho fundamental de todo ser humano. Luego, nos referiremos al proceso de transformación vital que se da durante la adolescencia. Ya centrados en la adolescencia, se focalizarán sobre la sexualidad y problemáticas actuales que atenta contra la salud de los jóvenes. Para finalizar, la propuesta es reflexionar sobre la importancia para los adolescentes de trazarse un proyecto de vida capaz de asumir nuevas responsabilidades y alcanzar la felicidad.
La metodología de trabajo para este espacio curricular tiene que partir, necesariamente, de la indagación de los conocimientos previos que los alumnos traen, de las dudas e inquietudes que se vayan presentando, y apuntar, no sólo a la transmisión de información válida y confiable, sino, más bien, a privilegiar la autoreflexión y la promoción del autocuidado.
En esta interacción, es necesario generar un clima de confianza y apertura, dejando de lado la vergüenza, el miedo y la censura. El prejuicio nos anula la posibilidad de tener otras miradas sobre una determinada situación. Por lo tanto, tendrán que ser evitados por los alumnos, docentes e incluso, por la familia, que no puede quedar ajena a esta interacción.
A su vez, supone utilizar todos los medios posibles para fomentar el desarrollo de valores y habilidades, capaces de identificar y modificar comportamientos riesgo. Para ello, es necesario que las estrategias didácticas sean variadas, utilizando el texto como guía, aplicando alguna de las actividades propuestas, recurrir a películas, cortos, canciones, que incluso, los mismos alumnos pueden aportar para analizar y reflexionar sobre la aceptación de sí mismo, el respeto por el otro, los comportamientos de riesgo, y el desarrollo del propio proyecto de vida.
Asimismo, la posibilidad de generar proyectos de promoción y prevención de la salud, hacia todo el ámbito educativa e incluso abiertos a la comunidad, son oportunidad de realizar un aprendizaje más significativo y desarrollar habilidades psicosociales. La participación en distintos proyectos permite a los adolescentes convertirse en protagonistas para generar cambios en su entorno, desarrollar capacidades creativas y lúdicas, y prepararse para enfrentar las exigencias y los desafíos de la vida diaria.

En esta tarea, es necesaria la capacidad del docente para genera un espacio de intercambio y reflexión, abierto y afectivo, el compromiso de los alumnos de asumir una postura activa y crítica de la realidad, y el acompañamiento de la familia en la formación integral de los adolescentes.