martes, 30 de octubre de 2012

¡Dónde dos no quieren…uno no puede!

       Parafraseando un dicho popular, quisiera reflexionar sobre el proceso de ruptura de una pareja. Está expresión hace referencia al momento en donde uno se da cuenta que está poniendo todo de sí para llevar adelante un proyecto de vida en común, mientras que la pareja es un mero espectador. No es fácil llegar a tomar la decisión que un proyecto que se construyo de a dos, por la decisión de uno, no pueda continuar.
Las razones para cortar con una relación amorosa son variadas y plagadas de distintas situaciones. No es mi intención detenerme en su enumeración. Tampoco creo que sea posible. Donde sí me quiero detener a reflexionar es el proceso de ruptura que se da cuando uno de los dos quiere construir ese proyecto en común y el otro no.
En el comienzo de una relación amorosa[1] se dan distintas instancias hasta que llega el momento de construir un proyecto que involucra a ambos. Es lógico pensar que en este proceso se tiene que dar una cierta sintonía en ambas personas. Que sea lógico no garantiza que efectivamente suceda así. El proceso es dinámico y puede ser que uno se adelante, mientras que otro, nunca llegue. En ese caso, la ruptura será cuestión de tiempo.
En general, son muchas las instancias previas donde se van tratando de pulir las asperezas que se presentan en una relación de pareja. Complementar similitudes y diferencias no es tarea fácil. Lleva tiempo, diálogo, encuentro y, sobre todo, reciprocidad. Si en la relación de pareja los esfuerzos no son parejos, no llegarán muy lejos y llegará el momento de tomar una decisión.
Hay dos situaciones que se desprenden de la frase que quisiera puntualizar. En la primera, puede suceder uno “quiera” y el otro no. Puede suceder que uno este sintiendo un amor maduro, sólido y comprometido, y otro un simple afecto, cariño o bienestar. En la segunda, frente a los obstáculos que se puedan presentar, puede ser que uno “quiera” superarlo y el otro no. Puede suceder que uno ponga todo el esfuerzo y el sacrificio para solucionarlo, mientras que el otro se convierta en una carga, un peso, un lastre.
Entonces, uno tendrá que tomar una decisión. El otro, ya la tomo, “no quiere” seguir con la relación ni desde lo afectivo y ni el esfuerzo. No hay amor verdadero. Tal vez, nunca lo hubo, solo palabras bonitas y algún gesto de cariño. En cuanto podemos identificar esta situación, no es bueno postergar la decisión. Cuanto más se postergue más doloroso será.
A partir de esa decisión, comienza un proceso difícil de sobrellevar, tan difícil como afecto se puso en juego. A mayor AMOR, mayor DOLOR. Podemos comparar la decisión de romper con ese proyecto en común, como un proceso de duelo. Salvando las diferencias, aquí no murió nadie pero llegó a su fin un proyecto de dos.
Generalmente, la negación fue la última etapa vivida en la pareja. Muchas veces, amigos y familiares, fueron dando muestras que la relación no tenía futuro. La negación, como mecanismo de defensa, permitía que uno siguiera adelante con la pareja. Cuando la negación cae, la decisión llega.
Por lo tanto, la primera etapa está signada por la bronca y el enojo. Incluso, es tanta la bronca que se oculta nuestro afecto hacia esa persona. Pasamos, rápidamente del AMOR al ODIO. Si nos dejamos llevar por ese enojo, seguramente nos arrepentiremos de lo hacemos en ese estado. Lo peor, que en cuanto nos descuidamos, el Amor vuelve a surgir y nos vuelve a confundir. Entonces, ¿donde uno quiere, dos pueden? Evidentemente, no.
Casi sin darnos cuenta se puede entrar en etapa de negociación donde, confundidos por el afecto, se intenta retomar el proyecto frustrado. Pero si el otro solo viene con promesas y “buenas intenciones” pero si el deseo profundo de cambiar, tarde o temprano, nos daremos cuenta que: “Donde dos no quieren…uno no puede”.
En algunos casos esta etapa puede estar presente o se pasa directamente a la siguiente. La angustia se hace presente al darse cuenta de lo que sucedió, que no hay vuelta atrás, y que el proyecto llegó a su fin, el dolor se hace presente con suma intensidad. Las lágrimas no nos permiten ver con claridad. La compañía de nuestros seres queridos, la continuidad de nuestras actividades y la resignación de lo vivido nos permitirá llegar a la última etapa.
A veces, el camino no es recto, y solemos retroceder etapas, vuelve el enojo y la bronca, o se buscan culpables, o se siente una terrible culpa. Se inventan excusas y justificativos para no aceptar que el otro no quiere y que, tal vez, sea posible si uno puede. Al poco tiempo, tropiezos mediantes, las excusas cae y los justificativos se vuelven injustificables.
El tiempo de todo este proceso depende de cada uno. No se puede hablar de días o meses establecidos como una fecha de vencimiento. Es un proceso, y como tal, depende de cómo uno lo vaya viviendo. Pasado el tiempo de mayor dolor, comienza la etapa de aceptación.
Esto nos permitirá cerrar esta relación de tal manera que podamos estar abiertos, nuevamente, a conocer a otra persona y establecer un nuevo vínculo. No se trata de negar la relación anterior, ni olvidar a esa persona. Por el contrario, rescatar todo lo aprendido de esa experiencia permitirá encarar una nueva relación fortalecidos por la anterior. Y, sobre todo, darnos cuenta que “Donde dos no quieren…uno no puede”. Por el contrario, Donde dos quieren todo se puede.

domingo, 12 de agosto de 2012

"Educación Sexual Integral - Para charlar en Familia"


Opinión crítica sobre el Manual de Educación Sexual del Ministerio de Educación de la Nación:

v En primer lugar, es necesario reconocer el intento del Ministerio de Educación de dar a los padres un instrumento de información y formación para sus hijos. Si bien, hay cuestiones de forma y de fondo a revisar, es clave que los hijos necesitan hablar, necesitan ser escuchados y necesitan de nuestra palabra, aunque lo nieguen o se resistan.
Como padres, muchas veces no sabemos qué decirles ni por dónde empezar. Este cuadernillo plantea un orden de temas muy interesantes, con una secuencia que permitirá a los padres comenzar a transitar los temas claves a tratar. En cuanto a las cuestiones de forma a objetar, las imágenes y dibujos que acompañan el contenido del cuadernillo, considero que no son apropiadas hasta, en algunos casos, bizarras.
v En cuanto a las cuestiones de fondo, analizaremos algunos puntos en particular, pero en general podríamos decir que sólo se queda en el plano de la información, sin avanzar hacia lo más importante, la formación en valores de nuestros hijos. No alcanza con explicarles el contenido del texto, ni tener un par de charlas, será necesario invertir tiempo y largas conversaciones para hablar de sexualidad y de tantos otros temas.
Es necesario instalar la idea de que no sólo hay que hablar de sexo –cuestión que desarrolla explícitamente el cuadernillo– sino hablar de cómo vivir la sexualidad plenamente y con responsabilidad para alcanzar la felicidad. Si logramos transmitir valores a nuestros hijos, lograremos formar personas maduras, que sepan realmente lo que quieren, no sólo con la sexualidad, sino para con sus vidas y que desarrollen la voluntad para hacerlo, y no personas que se dejen llevar ciegamente por los impulsos y los deseos.
v Al plantear el tema del embarazo y el nacimiento, al momento de hablar del embrión dice “es como un puntito muy pequeño que, en la panza de la mamá, va creciendo”.[1] El embrión no es ninguna clase de puntito, es una persona. “Todo individuo de la especie humana comienza su existencia cuando un espermatozoide humano penetra en un ovocito humano, en lo que se denomina la etapa de fertilización”.[2]
Desde ese momento, ya no es una “cosa” sino que es una “persona por nacer”. Si consideramos que es un “puntito”, estamos dejando la puerta abierta para que se considere que es posible liberarse de este “producto” a través del aborto. No hay dudas científicas que ese “puntito” es una persona y, por lo tanto, debe ser cuidado y protegido.
v Un párrafo en el que quisiera detenerme es cuando plantea que “todos tenemos derecho a la identidad, es decir, a saber la verdad sobre nuestro origen”.[3] Cada vez con mayor frecuencia, se observa situaciones que violan este derecho en la sociedad en que vivimos. Donación de esperma o de óvulos en forma anónima, vientres alquilados, hijos con dos padres o dos madres, son ejemplos en donde, muchas veces, esos hijos no saben, ni van a saber nunca, quienes son sus verdaderos padres biológicos. Si desde la Presidencia de la Nación, valoran el derecho a la identidad, es necesario revisar las legislaciones para que se cumplan en todos los casos con este derecho universal.
v Al plantear “la menstruación se centra la pérdida de sangre de la vagina”[4] y no el proceso más importante del ciclo que es la ovulación. El desafío como padres o educadores es explicar este ciclo ovárico como la capacidad de cada mujer para dar vida y no la menstruación como un simple ‘sangrado’.
v No coincido con el texto cuando se refiere a que “la masturbación cumple un papel importante en el desarrollo sexual”, menos aún, como “un signo de que la infancia va quedando atrás”.[5] Son otros los signos que marcan el paso entre la niñez y la adultez, no la masturbación. Con este planteo, le dan un valor superlativo a la masturbación. Enrique Rojas, lo plantea de otra manera: “La masturbación aparece en las fases tempranas de la sexualidad masculina, como una forma de autoerotismo con carácter de fase, que se da en casi todos los hombres.”[6]
Si bien, las mujeres pueden masturbarse, el cierre del párrafo es una invitación para que se masturben, sin plantear que, tanto para los varones como para las mujeres: “Uno de los problemas es que la masturbación se convierta en un hábito, que puede llegar a alcanzar niveles de adicción cuando el joven es incapaz de dominar su impulso autoerótico. En algunos casos se puede hablar de verdadera compulsión masturbatoria.”[7]
v Se ha sostenido que el preservativo es el ‘único’ método anticonceptivo capaz de evitar el contagio. Esta afirmación es, por lo menos, falaz. No es el único ni es 100% seguro. Distintas investigaciones plantean que el preservativo como anti-conceptivo tiene una eficacia que oscila entre el 95% y el 98% para evitar embarazos. La posibilidad de contagio del HIV tiene un margen de error aún mayor. En un artículo de la Organización Mundial de la Salud, sobre la efectividad del preservativo en la reducción de la transmisión del VIH en heterosexuales, se plantea: “Resulta imposible, desde el punto de vista ético y logístico, realizar estudios clínicos controlados aleatorizados para comprobar si el uso de preservativos reduce el riesgo de transmisión del VIH. Por lo tanto, la opción es basarse en estudios observacionales, que intrínsecamente acarrean un riesgo de sesgo. En dichos estudios, se halló que el uso constante de preservativos da como resultado una reducción del 80% en la incidencia del VIH”.
Por lo tanto, la relación sexual con preservativo no es sinónimo de ‘sexo seguro’, ni para evitar el SIDA, ni otras enfermedades de transmisión sexual, ni para impedir un embarazo no deseado.
v El texto plantea como opción frente a la rotura u olvido de métodos anticonceptivos, la anticoncepción hormonal de emergencia. Existe consenso en la comunidad científica para afirmar que el mecanismo de acción del levonorgestrel aún no está totalmente esclarecido, en especial en lo relacionado a sus mecanismos postovulatorios, por lo tanto, no existe la seguridad que no sea abortivo. En nuestro país, el aborto provocado por cualquier método está prohibido, sin embargo, desde el Programa Nacional de Salud Reproductiva, distribuyen esta droga gratuitamente. Lo que sí está claro, que “la píldora del día después” no es un método anticonceptivo y que su uso periódico no es recomendado, aún para los que están a favor de la Anticoncepción de Emergencia. No es eficaz para evitar las infecciones de transmisión sexual, ni evita el contagio del VIH.
v Al plantear los métodos anticonceptivos, insiste en decir que el preservativo es el único método que previene las ITS. Este planteo es nuevamente falaz. En el caso de la clamidia, el virus del papiloma humano (HPV) y el herpes genital, el uso de preservativos ofrece una mala protección pudiéndose producir el contagio aún utilizándolo correctamente.
v El texto tampoco hace referencia a las recomendaciones “ABC” (abstinencia, fidelidad y condones) para prevenir las infecciones por el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, que amplía la visión de la prevención. Estas recomendaciones, avaladas por 140 expertos científicos de 36 países de todos los continentes y propuestas en 1996, fueron ratificadas en un Consenso Internacional. Su eficacia ha quedado comprobada en varios países, entre ellos Uganda, donde se redujo notablemente la propagación del HIV.
“La letra ‘A’ de ‘abstinence’ (en inglés, ‘abstinencia’), significa que lo prioritario y 100% eficaz para prevenir la infección es abstenerse de relaciones sexuales, y esto es realista en la práctica recomendando a los jóvenes que retrasen al máximo el inicio de relaciones sexuales. Lo mismo se puede decir de la monogamia mutuamente fiel, representada por la ‘B’ de ‘be faithful’ (en inglés, ‘sé fiel’). Finalmente, y en el caso de que fueran rechazadas las recomendaciones anteriores, se habla de la ‘C’ de ‘condom’, recomendando el uso de condones pero advirtiendo que reducen, pero no eliminan totalmente, el riesgo de contagio”.[8]
A partir de estas recomendaciones, el planteo a los jóvenes es diferente. Revalorizar el tiempo de espera antes de mantener relaciones sexuales y poner énfasis en la fidelidad son valores que no pueden estar sujetos a modas o tendencias. Si bien la utilización del preservativo permite disminuir el riesgo de contagio de enfermedades o de embarazo, no aporta valor a la integridad de la persona ni a la construcción de un vínculo significativo con el otro.
v Para terminar, en ningún momento se plantean temas tan centrales para la vivencia de una sexualidad plena como son el noviazgo y el matrimonio. Ciertamente, son las bases que darán comienzo a una familia.
Es responsabilidad de los padres, inculcarles a los hijos el noviazgo como etapa en donde se verifica la posibilidad real de vivir en unión con la persona de la que uno se ha enamorado y la de construir un futuro matrimonio sólido, estable e indisoluble, fundamento de la familia. “El sentido del noviazgo es la existencia o inexistencia, entre los novios, del entendimiento básico para compartir un proyecto común de vida”.[9]
Por otro lado, hemos escuchado decir que “Familia es la célula de la Sociedad”, pero, podríamos decir que el “Matrimonio es la célula de la Familia”. Por lo tanto, es necesaria la constitución de matrimonios que puedan brindar una formación sólida en valores a cada uno de sus hijos. En ningún momento, hace referencia a la institución del matrimonio desde esta óptica.
La adecuada concepción del matrimonio y de la familia, sigue constituyendo el centro de interés de toda comunidad humana y, su logro, es una de las principales preocupaciones del ser humano. Cierro con palabras de Juan Pablo II: “Dentro de la familia, la persona tendrá que desarrollar sus potencialidades, hacerse consciente de su dignidad y prepararse a afrontar su destino único e irrepetible.”[10] De esto también tenemos que CHARLAR EN FAMILIA.
  
BIBLIOGRAFÍA:

v Manual de Educación Sexual del Ministerio de Educación de la Nación.
v Apuntes de Cátedra.
Ø  Anatomía y Fisiología de la Reproducción
Ø  El comienzo de la vida humana
Ø  Métodos de regulación de la Fertilidad
Ø  Planificación Familiar Natural
Ø  Amor Humano
Ø  Conversaciones con Josemaría Escrivá de Balaguer
Ø  Desarrollo humano y creación de valor en la madurez
v Wojtyla, Karol. Amor y Responsabilidad. Madrid, Razón y Fe, 1978.
v Enrique Rojas. Los lenguajes del deseo. Ed. Planeta
v López, Cristina - De Irala Jokin. Medicina Preventiva y Salud Pública Universidad de Navarra www.cun.es  
v Conen, Cristian. Claves para saber amar. Ed. Dunken. 2005.
v Centesimus annus. 39. 1991.


[1] Educación Sexual Integral. Ministerio de Educación. Pág. 11. 2011
[2] Apunte de cátedra: El comienzo de la vida humana
[3] Educación Sexual Integral. Ministerio de Educación. Pág. 13. 2011
[4] Educación Sexual Integral. Ministerio de Educación. Pág. 19. 2011
[5] Educación Sexual Integral. Ministerio de Educación. Pág. 21. 2011
[6] LOS LENGUAJES DEL DESEO. Enrique Rojas. Ed. Planeta
[7] LOS LENGUAJES DEL DESEO. Enrique Rojas. Ed. Planeta
[8] LÓPEZ, CRISTINA - DE IRALA JOKIN Medicina Preventiva y Salud Pública Universidad de Navarra www.cun.es  
[9] CONEN, CRISTIAN. Claves para saber amar. Ed. Dunken. Argentina. 2005. Pág. 44.  
[10] JUAN PABLO II. Centesimus annus. 39. 1991.

lunes, 23 de julio de 2012

Proceso de Elección Amorosa


No es fácil encontrar el AMOR. Más difícil resulta si lo confundimos con otras sensaciones y sentimientos. Peor aún, si lo que sentimos no es correspondido por la otra persona.
Al conocer a otra persona se despiertan un sinnúmero de sensaciones y sentimientos asociados con la atracción hacia el otro. Muchos jóvenes —y no tan jóvenes— no saben descifrar lo que sienten. No pueden distinguir lo que les pasa.
Es importante identificar lo que nos puede pasar en ese proceso de elección de la persona con la cual uno quiere establecer un vínculo amoroso. Por lo tanto, es necesario distinguir los distintos niveles en el proceso de acercamiento hacia otra persona:
1.  Atracción.
2.  Enamoramiento.
3.  Amor Maduro.
En algunos casos se detendrán en un nivel, en otros se avanzará hacia un nivel superior. Podemos plantear la atracción y el enamoramiento como compartimentos estancos, o bien, como escalones que nos permiten avanzar hacia un nivel más elevado en la relación. Atracción y enamoramiento son momentos llamados a ser superados en la maduración del amor.
Distinguir las características de esta clasificación permitirá ubicar lo que sienten en alguno de estos niveles e intuir en qué nivel se encuentra el otro en la relación que están construyendo. Y a partir de ahí, se podrá tomar decisiones sobre lo que se quiere, personalmente, en esa relación.

1.- Atracción

La atracción es una sensación de ‘piel’ que, si es recíproca, puede generar una relación circunstancial, muy sensorial e impulsiva. Generalmente no se busca una profundización de la relación. No sólo se refiere a la atracción física sino también a la personalidad, el modo de ser, la simpatía que una persona pueda generar hacia otra, etc.
Puede ser recíproco o no. En algunas ocasiones puede ocurrir que uno no se entere de la atracción que genera en el otro. Esta atracción puede ser incluso hacia personas del mismo sexo, pero que no implica una tendencia homosexual. Suele ser intensa pero fugaz y se relaciona tanto con lo afectivo como con lo físico.
Los factores que favorecen la atracción hacia una persona son:
v El atractivo físico: en este punto la imagen cobra un valor importante, aunque los parámetros de belleza estén influenciados por la moda o la cultura, hay factores personales que pueden determinar un valor estético particular. Una relación amorosa no puede sostenerse sólo por una atracción física, precisamente porque el físico no durará toda la vida.
v La proximidad: el hecho de estar cerca de otra persona, compartir momentos, atravesar experiencias agradables o desafiantes, puede generar una atracción más allá de ‘la primera impresión’. Compartir el hábito laboral o de estudio puede ser una oportunidad para conocer al otro en mayor profundidad y ese conocimiento puede generar una atracción. Un ejemplo notorio de este fenómeno se da en el mundo del espectáculo. Muchos actores y actrices, luego de haber compartido un set de filmación para una película, un programa de televisión o haber subido a escena juntos en un teatro, comienzan un romance. Muchos de estos romances solo duran el tiempo que trabajaron juntos. En la próxima película, novela u obra de teatro, espera un nuevo “amor”.
v La semejanza: compartir momentos también puede generar la oportunidad de encontrar aspectos similares con el otro. Gustos, desarrollo de hobbies o aficiones deportivas, actividades compartidas, manera de pensar, creencias y valores similares pueden favorecer la posibilidad de vincularse.

2.- Enamoramiento

Comúnmente, es la continuación del nivel anterior, ya que suele haber una sintonía entre el varón y la mujer en donde se despierta sensaciones agradables, que invaden los sentidos y obnubilan la conciencia. Estas sensaciones se sienten de una manera tan fuerte, que el cuerpo ‘vibra’ ante la presencia del otro.
Es tal la necesidad de contacto, de caricias y de besos, que se considera ‘un verdadero amor’ cuando en realidad se trata de deseo y placer. Por esta razón, es frecuente que los jóvenes mantengan relaciones sexuales cuando empiezan a experimentar el enamoramiento, confundiéndolo con el AMOR.
En esta etapa se evidencia una idealización del otro, reconociendo las virtudes del otro, pero no necesariamente los defectos. A su vez, se proyecta en el otro lo que uno quiere ver.
“Lo importante de estar ‘enamorado’ es que el otro me haga sentir bien a mí. Muchas veces se exige que el otro haga algo sólo para complacerme y si no renuncia a todo por ‘mí’ es señal de que no está enamorado”. La expresión de este nivel es el “–Te quiero” o “–Te necesito”, ambas describen claramente sus características principales: el egoísmo y la posesión. El otro es ‘para mí’ no ‘yo’ para el otro.
Por esta razón, es tan común en esta etapa que los celos sean tan fuertes y lleguen a convertirse en ‘obsesivos’. Los celos se provocan por la percepción —real o imaginaria— de una amenaza a la relación amorosa. Es que el miedo a la pérdida del otro, lleva a mantener un control excesivo sobre él. La desconfianza aumenta a medida que el control es más estricto, generando un círculo vicioso que puede llegar, incluso, a la obsesión y la agresión. Los celos también pueden generarse por situaciones pasadas que activan esta amenaza.
“Si el otro se va, ¿qué va a pasar conmigo?”  Por lo tanto, me enojo con él por no poder manejar mis propios sentimientos. En este caso, los celos son un síntoma de inseguridad, que lleva a mantener un vínculo de dependencia, que atenta contra la autoestima. “No importa el otro, importa lo que me pasa a ‘mí’”.
El enamoramiento suele ser recíproco, aunque puede no serlo. Se puede estar enamorado de alguien que ni siquiera uno conoce personalmente. El ‘amor a primera vista’ podría ser un ejemplo de este tipo de relación. También, puede suceder que uno este en esta etapa y el otro se encuentre en una etapa inferior, atracción, o en una etapa más profunda, acercándose al amor maduro.

3.- Amor Maduro

Podríamos afirmar que uno ama aquello que conoce y es, en la superación de los niveles anteriores, cuando uno empieza a conocer al otro tal como es. Cuando uno comienza una relación con otra persona se dan dos procesos simultáneos.
Por un lado, uno muestra lo mejor de sí. En los primeros encuentros no se suele exponer las miserias, sino aquello que puede ser agradable al otro, utilizando todos los medios para conquistarlo/a. Por otro lado, como se planteó en el enamoramiento, se idealiza al otro: se lo ve a través de un prisma que impide ver los defectos y uno deposita las virtudes que no necesariamente el otro tiene pero que uno desea que posea.
El tiempo compartido, el diálogo sostenido, las experiencias vividas, permitirán conocer al otro tal como es. Se descubrirán muchas cosas en común, pero también aparecerán las diferencias y será un desafío qué hacer con ellas. Aceptar y tolerar algunas, modificar las que se puedan, pero fundamentalmente mostrarse tal cual uno es, permitirá capitalizar las similitudes y lograr que las diferencias se vivan como una complementariedad.
La comunicación será la clave en este proceso. Mientras que en el enamoramiento lo más importante era ‘tocarse y sentir’, en el amor la clave está en hablar de lo que se siente. En el amor maduro se supera el egoísmo. “Yo no soy el centro del mundo, y es únicamente abandonando mi egocentrismo, cuando alcanzo la capacidad madura de amar, como gesto de apertura y entrega al otro: la madurez humana”1. Ya no es “Te quiero”, sino “Te Amo”. No es posesión, es donación. No es un ‘quiero que estés conmigo’ sino un ‘quiero lo mejor para vos’.
“El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un ‘estar continuado’, no un ‘súbito arranque’. En el sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir (…) El malentendido más común consiste en suponer que dar significa ‘renunciar’ a algo, privarse de algo, sacrificarse (…) Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad”2.
El amor no consiste en una entrega ciega, sino en una donación. No es dar olvidándome de mí, sino dar desde mí. Soy yo el que me doy y al darme te recibo.
La condición indispensable del amor maduro es la reciprocidad. Si el amor no es mutuo, no madura. La confianza, la sinceridad y el respeto son frutos de la reciprocidad. Ésta implica que el amor que uno entrega no tiene restricciones y supone saber que el otro responde con la misma entrega. Si se comienza a poner condiciones, el amor no madura.
El amor maduro no se da ‘porque sí’: “se construye entre dos personas afines y maduras que se conocen y se aceptan como son. Se afianza con el servicio, con el constante deseo de darse sin condiciones, y crece permitiéndole a ambos independencia, libertad, autonomía”3.
Por lo tanto, para que una pareja alcance el amor maduro, no basta con el amor, es necesario que cada uno aporte a la relación su propia madurez y su  compromiso. Si los miembros de la pareja son inseguros, impulsivos y controladores, esa pareja no alcanzará la madurez a pesar del amor que sientan.
Si cada uno aporta seguridad, confianza, respeto y la pareja se retroalimenta en la comunicación y la ayuda mutua, el logro de la madurez se dará naturalmente. Si la pareja busca la madurez, alcanzará la felicidad.
“Sólo si somos libres, dueños de nuestros actos, podemos decir que sí al bien y podemos entregarnos y recibir la entrega del otro. Y sólo esa entrega mutua nos da la felicidad. Ser persona es ser libre, ser capaz de entrega, y la persona sólo se realiza a sí misma en la entrega”4. Esta entrega no tiene relación con lo sexual, por el contrario, hoy la verdadera prueba de amor no es tener relaciones sexuales sino no tenerlas. El amor maduro se sostiene y crece aún sin mantener relaciones sexuales.
Los jóvenes valoran mucho más el amor maduro de lo que están dispuestos a admitir. He escuchado a más de un joven confesar estar arrepentido de romper una relación amorosa por no aceptar un tiempo de espera para mantener relaciones sexuales. Otros no respetaron a sus parejas o no pudieron mantener la fidelidad y por eso terminaron cortando la relación; al tiempo se dan cuenta de que fueron sus propios errores los que no permitieron sostener la pareja y, en muchos casos, llegan a arrepentirse por haber perdido a una persona valiosa.
Un indicador para distinguir si este amor es maduro o no es descubrir que compartir la vida con otro permite el despliegue de las potencialidades de cada uno. Si, por el contrario, estanca el proceso de maduración no estamos frente al AMOR.
El amor no es ciego, el enamoramiento sí. En el amor maduro se ponen en juego la inteligencia, que permite conocer al otro tal como es, y la voluntad, que se convierte en la decisión de compartir la vida con el otro. El hombre se plenifica en la entrega y en la aceptación de la entrega del otro. El otro ya no es un extraño, es un ‘tú’, de algún modo otro ‘yo’ pero distinto de mí.
“Eso que llamamos amor viene caracterizado por un anhelo vehemente a la fusión con el ser amado. Fusión de almas y corazones, fusión de las personas en su intimidad. Este anhelo no existe en el animal. En cambio en el ser humano es muy fuerte. El que ama quiere ser uno con el amado”5. Pero el amor maduro no queda en el encuentro entre ‘Yo’-‘Tú’; permite construir un ‘Nosotros’. Por lo tanto, los hijos, no sólo son bienvenidos, sino que son frutos de ese amor.
Una cuestión importante, y que pocas veces se dice, es que este amor maduro no implica la anulación de la atracción que uno pueda tener hacia otra persona, distinta de su pareja. La atracción suele ser una tendencia natural, un impulso que suele aparecer con suma intensidad y desaparece fugazmente. Incluso puede llegar al nivel de enamoramiento, que genera un estado de confusión e incertidumbre. Pero si esa persona construyó un amor sólido, cuando es maduro y se apoya en la castidad, puede superar las sensaciones que puede generar un tercero.
El amor maduro supone la expresión ‘amor para toda la vida’, implica una posibilidad de superar al tiempo y las dificultades que se puedan presentar. No se guía por los impulsos o por el momento. El amor maduro implica un auténtico encuentro personal con el otro. Es para ‘siempre’, se actualiza cada día, y está abierto al ‘nosotros’.
No es fácil alcanzar este nivel. Tampoco podemos negar las dificultades que traerán aparejadas mantener la fidelidad, pero, sin duda, el desafío es intentarlo y construirlo. No es espontáneo ni mágico, necesita tiempo y dedicación, pero tampoco es imposible. ¡Depende de dos!

1 LABAKE, JULIO CÉSAR. Introducción a la Psicología. Ed. Bonum. 1994. Pág. 364.
2 FROMM, ERICH. El arte de amar. Paidós. 2002. Pág. 31.
3 SÁNCHEZ, CARLOS CUAUHTÉMOC. Juventud en Éxtasis. Ediciones Selectas Diamante. 1994. Pág. 88.
4 SANTAMARIA GARAI, MIKEL GOTZON. Saber amar con el Cuerpo. Ed. Libros MC. España. 2001. Pág. 62.
5 PITHOD, ABELARDO. El Alma y su cuerpo. Una síntesis psicológica-antropológica. Grupo Editor Latinoamericano. 1994. Pág. 205.

domingo, 17 de junio de 2012

Día del Padre: la figura que remite al amor, la guía y la autoridad bien entendida


En esta fecha, que no surgió con fines comerciales, se pone de relieve la importancia de la presencia masculina como referencia de los hijos. El rol paterno se modificó con el tiempo, no así el lazo amoroso que une a ambas partes. 
DE LA REDACCION. Celebrar el amor a los padres una vez al año es algo común en nuestra cultura, y en esta fecha los hijos aprovechan para obsequiar algo.
Cuenta la historia que el verdadero origen del Día del Padre surgió el 19 de junio de 1909 en Estados Unidos, cuando una mujer llamada Sonora Smart Dodd quiso homenajear a su padre, Henry Jackson Smart, un veterano de la Guerra Civil que se convirtió en viudo cuando su esposa murió en el parto de su sexto hijo. 
En 1966 el presidente Lyndon Johnson firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de junio como Día del Padre.

Guía y sostén
Ser padre ha sido, la mayor realización para un hombre. La figura del papá nos remite, primero al amor, pero también a la guía, al sostén y a la autoridad bien entendida.
El rol del padre ha cambiado con el tiempo, no así el lazo de amor que une al padre con el hijo. El amor es y ha sido siempre el mismo. 
Con diferentes modalidades, ayer u hoy, papá ha sido y es un pilar en nuestra vida.
Por ello, LA OPINION ha decidido darle otro sentido que el comercial a esta fecha de relevancia. En este informe central se tratará de abordar la importancia de la figura paterna, visto desde diversas ópticas, pero con un mensaje en común: la necesidad de que los progenitores estén presentes en el proceso de crecimiento de sus hijos, que sean guías y observen, a veces desde arriba y otras a la par, su caminar, pero por sobre todas las cosas que hagan fluir en sus criaturas el sentimiento de seguridad”.

Roles
Sin embargo, el padre hoy comparte ese espacio más operativo, conservando su presencia referencial en lo que a la formación de valores respecta. 
El Diario consultó a psicólogos de nuestra ciudad que trabajan especialmente la temática adolescente, por considerar que esa fase del hijo es la más compleja de la vida. Germán Debeljuh, reconocido profesional y docente sostuvo que para analizar el rol paterno en principio tendríamos que pensar en los cambios que se fueron dando a nivel cultural con el paso de los años. “Se han generado características diferentes al asumir otras responsabilidades que antes estaban abocadas a la madre netamente. Hoy los hombres nos permitimos y existe una mayor predisposición a la tarea de la crianza de los niños, y esto permite que se produzca el complemento que necesitan tanto hombres como mujeres en la crianza de sus hijos”, aseguró.

Autoridad
Decíamos que autoridad no debe confundirse con autoritarismo, situación que suele plantearse en esta complicada etapa la adolescencia. Dijo Debeljuh al respecto: “Muchas veces se registran situaciones en las que se desfigura esa presencia como autoridad y esto se da porque los padres quieren complacer o compensar a sus hijos, de alguna manera, por el tiempo de ausencia que ellos experimentan debido a la carga horaria que insume lo laboral. Creo que hemos perdido ese rol de padre, hay que volver a retomar la autoridad pero la que esté ligada a los afectos, la que pueda tener una característica diferente y creo que ese es el gran desafío de esta generación que ha salido de una figura más cercana al autoritarismo. El concepto de autoridad está ligado con el acompañar a nuestros hijos, fundamentalmente en la adolescencia, en este camino que es la vida”.
Debeljuh manifestó como necesario entender que el adolescente está en camino pero no hacia la adultez sino hacia la madurez. “En este caminar, los padres deben diferenciar autoritarismo de autoridad. La autoridad tiene que ver precisamente con acompañar a nuestros hijos, marcarles cuál es el camino y ponerles los límites para que ellos puedan sentirse seguros a la hora de avanzar”.

Deformación
Interrogado sobre la tergiversación de la figura de la autoridad, y el camino a la par que hacen los padres con sus hijos, no imponiendo límites y sólo siendo “amigos”, el profesional explicó que la característica fundamental que tiene la sociedad actual es que los hijos adolescentes se encuentran con padres adolescentes, “padres que no han podido asumir las características que tiene la vida adulta, la maduración, el proceso de saber qué quiero y hacia dónde debo ir. A veces se encuentran padres que quieren competir con sus hijos, y consecuentemente, esto hace que pierdan ambas partes. Tanto los hijos como los padres. El hecho de asumir las responsabilidades, la edad que tiene el adulto, el proceso de maduración como tal, generará una sana educación de mayores hacia menores y adolescentes”.
El profesional dijo que muchos adolescentes se encuentran perdidos porque no tienen como modelos a seguir a sus padres, carecen de referencias y sienten muchas veces que son competidores. “Me parece que lo más adecuado es el retomar la figura, el modelo, lograr que nuestros hijos encuentren un camino más firme, en el que no se desequilibren, por el contrario sientan nuestra presencia como progenitores”, sugirió.

Presencia
Observando la realidad y la actuación de los padres como acompañantes de la vida de sus hijos, también a partir de su actividad profesional Debeljuh citó un dato que considera curioso: “A medida que van creciendo los chicos se van alejando de los padres. En la etapa de la niñez se advierte una fuerte presencia de los padres pero a medida que pasa el tiempo, cuando llega la adolescencia, esa presencia se va diluyendo”.
Para evitar esta situación, Debeljuh recomienda tres pautas a seguir:
“Que el padre esté presente, que pueda haber un referente que no sólo se preocupe por el bienestar de los hijos sino que también se preocupe por estar bien con sus hijos, mantenga una buena relación a lo largo de su vida.
“La otra cuestión fundamental en todas las etapas de la vida, no sólo en la adolescencia, tiene que ver con el diálogo que entre padres e hijos debe haber. A veces como padres y como hombres especialmente nos cuesta generar espacios de comunicación con los hijos, y en este sentido hay que saber que esto es clave.
“Y la tercera cuestión importante es la de demostrar el afecto. Los hombres nos caracterizamos por ser bastante cerrados en este sentido. Creemos que saliendo de la cultura machista nos cuesta aceptar y reconocer el afecto que sentimos para con nuestros seres queridos. Es necesario que los padres expresen lo que sienten por sus hijos”.

Diario La Opinión de PERGAMINO
17 de Junio de 2012

miércoles, 6 de junio de 2012

La contrucción del AMOR



Que contraposición tan clara se plantea sobre la necesidad de APRENDER a AMAR, frente a la vivencia de muchos jóvenes, y no tan jóvenes, que cree que el AMOR cuanto más espontáneo más genuino. La construcción del AMOR se podría comparar a la construcción de una casa.
Por más “ganas” que tengamos en construir tenemos que tomarnos un tiempo para planificar que queremos hacer, con qué recursos contamos y cuáles son las características que tendrá. Es más, no podemos pensar en esta casa, más aún si la pensamos como un hogar, deteniéndonos en este presente, la planificación está abierta a los cambios que se puedan producir en el futuro. Tal vez, no hagamos más que una habitación pero tenemos que dejar proyectada la posibilidad de construir nuevas habitaciones en el futuro.
En la pareja, esta etapa de planificación sería el noviazgo. Precisamente, el noviazgo es la etapa de verificación de la posibilidad real de vivir en unión con la persona de la que uno se ha enamorado. Proyectar como compartir la vida y está abierta a la posibilidad de incluir a futuros hijos en esta planificación.
En esta etapa y, más aún, en la construcción de un matrimonio, será necesario construir cimientos sólidos y con materiales nobles. Sin cimientos la construcción caerá rápidamente frente a los primeros conflictos e inclemencias que aparezcan. Con los cimientos sólidos, las tormentas solo dejarán daños menores y serán oportunidades de superarse. Supone, tiempo y esfuerzo durante la construcción para luego disfrutar de sus comodidades.
Dentro de esta analogía posible, precisamente como ha cambiado la construcción de casas, ha cambiado la construcción de las parejas. Antes la construcción implicaba todos estos elementos, pero hoy, por el contrario, la construcción de una vivienda es rápida, fácil, sin esfuerzo. No necesariamente perdura en el tiempo y frente a determinadas situaciones difíciles termina destruyéndose.
En muchos casos, las parejas se sorprenden a sí misma transformada en una familia, con la aparición de hijos, en las cuales no hay vínculos significativos, sino simples relaciones circunstanciales. La conformación de esta pareja no ha tenido un proceso previo de consolidación de los cimientos en donde se apoye la nueva familia.
El vínculo que establecen un hombre y una mujer en la construcción del AMOR sólido no se compara a ningún otro. Tiene que ser una elección libre, un acto de entrega total y una aceptación del otro. Eric From plantea: “El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un ‘estar continuado’, no un ‘súbito arranque’”. Por lo tanto, el amor no consiste en una entrega ciega, inmediata y sin planificación.
Por el contrario, en esta planificación, la condición indispensable del amor maduro es la reciprocidad. Si el amor no es mutuo, no madura. La confianza, la sinceridad y el respeto son frutos de la reciprocidad. Ésta implica que el amor que uno entrega no tiene restricciones y supone saber que el otro responde con la misma entrega. Si se comienza a poner condiciones, el amor no madura. Por lo tanto, es necesario construir un AMOR sólido, y para ello es necesario tiempo y esfuerzo.
Si queremos reconstruir nuestra sociedad, no habrá tarea más fructífera que la de trabajar en alentar a nuestros jóvenes para que construyan matrimonios sólidos, con posibilidades concretas de construir una comunión entre ellos, que permita alcanzar una comunidad con la llegada de los hijos. Construir MATRIMONIOS sólidos, será la mejor manera de construir una SOCIEDAD más sólida.

domingo, 22 de abril de 2012

LOS SÍNTOMAS DEL ENAMORAMIENTO


Estar enamorado es uno de los momentos más deseados por las personas. A pesar de lo que muchos creen, éste es sólo el comienzo de una relación profunda que puede durar mucho más tiempo.

¡Qué sensación mágica se produce cuando dos personas se enamoran! Ante la presencia del amado, se disparan diversos síntomas fisiológicos: taquicardia, sudoración, palpitaciones, sensación de ahogo, y “un no sé que” –o las famosas mariposas- en el estómago.
Profesionales del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA) observan que hay personas que sufren el enamoramiento porque padecen trastornos de ansiedad y las sensaciones corporales en ambos casos son similares.
La Lic. Gabriela Martínez Castro asegura que aunque tienen el mismo origen fisiológico, es sencillo diferenciarlas: “los trastornos por ansiedad incapacitan la vida de quien los padece, en cambio el amor la enriquece”.  Además, en el enamoramiento la causa de la ansiedad es muy positiva, mientras que en un trastorno, la causa es el temor.
Está comprobado que en el estado de enamoramiento, el cerebro -y no el “corazón”- genera una serie de cambios en el cuerpo. La producción de ciertas hormonas y neurotransmisores da origen a todas las sensaciones corporales que los enamorados describen como pruebas fehacientes de que están en presencia del amor. Además, el humor y el ánimo son óptimos, aumenta la creatividad y la motivación por el cuidado personal.
Toda esta revolución que se produce en el enamorado, lo lleva a idealizar al otro y proyectar en él lo que quiere ver. Suele sobrevalorar las virtudes y minimizar los defectos.
Al ser tan fuertes estas sensaciones, más aún si se trata de adolescentes, es fácil confundir el enamoramiento con el amor. El primero, no necesariamente es recíproco. El amor, necesariamente lo es. El enamoramiento es inmediato. El amor necesita tiempo. En el primero las emociones son más intensas e inestables. En el amor son más profundas y permanentes. En el enamoramiento hay posesión. En el verdadero amor, entrega. 
El enamoramiento suele ser la primera etapa en una relación de pareja, puede diluirse al cabo de un tiempo o dar lugar a una relación más honda. Por lo tanto, si nos encontramos con estos “síntomas”, a no asustarse y, más importante aún, a no confundirse. Todas estas sensaciones no son eternas, por eso conviene disfrutarlas y que ayuden a conocer al otro tal como es, con sus virtudes y sus defectos, a dejar caer las idealizaciones, y permitirse un encuentro más profundo para seguir creciendo, como personas y como pareja, hacia el verdadero amor.

Nota Publicada en la Revista Sembrar Valores N° 48