miércoles, 13 de abril de 2016

PROBLEMÁTICAS ACTUALES: ADICCIONES

1.-ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA "ADICCIÓN"

     La palabra “adicto” proviene del latín “addictus”, vocablo con el que se referían al deudor que, por falta de pago, terminaba siendo adjudicado o entregado como esclavo a su acreedor. Conozcamos la historia de este vocablo.
     En la Antigua Roma existía una gran diferencia social y económica entre las clases privilegiadas y los plebeyos, y fue justamente por estas desigualdades sociales que surgió el vocablo “adicto”. Los plebeyos, empobrecidos a causa de las guerras, contraían deudas que difícilmente lograban pagar y como la ley no establecía un límite a la tasa de interés, la situación se convertía en un verdadero abuso por parte de los prestamistas. Lo que sí estaba establecido por ley eran las consecuencias que sufriría el deudor si no cumplía con el vencimiento de su deuda. Dicha ley ordenaba que si el deudor no pagaba a tiempo sería adjudicado (addictus) a su acreedor y reducido a servidumbre, perdiendo su libertad. Aquí es donde la ley utiliza el término addictus para referirse, justamente, al deudor que, por incumplimiento, era entregado como esclavo a su acreedor.
     Desde el análisis morfológico, la palabra adicción se puede descomponer en el prefijo “a”, que significa “sin”, y “dicción”, que significa “expresión”. La adicción se podría interpretar como la incapacidad de expresar los sentimientos. Por lo tanto, la adicción haría referencia al ser esclavo de alguien o de algo, e implicaría la imposibilidad de exteriorizar los sentimientos por la dependencia que se establece. Sin bien, en el desarrollo de este capítulo haremos hincapié en la drogadependencia, es importante que tengamos en cuenta que se puede ser adicto a distintas sustancias o actividades que nos privan de nuestra libertad.

2.- CONCEPTOS BÁSICOS EN ADICCIONES

a. Dependencia: Necesidad que tiene una persona de consumir una sustancia química o hacer una determinada actividad que se produce tras un período de uso continuado de la misma. La persona adicta que es privada del consumo o actividad siente un malestar que se manifiesta en diferentes síntomas físicos y psicológicos (síndrome de abstinencia).
     El carácter de la dependencia difiere según el tipo de adicción, como también de las características físicas y de personalidad del individuo. Aunque la mente y el cuerpo están relacionados y se influyen mutuamente, pueden distinguirse dos tipos de dependencia: la física y la psicológica.
• La dependencia física es la que se crea en el organismo de una persona debido a la adicción, de manera que necesita dicha sustancia o actividad para funcionar con normalidad.
• La dependencia psicológica se desarrolla cuando una persona siente la necesidad de consumir una sustancia o realizar una determinada actividad debido a alteraciones que se producen por un “sistema de recompensas” neurológico que le ha proporcionado su administración reiterada.

b. Tolerancia: No todas las adicciones presentan tolerancia. Se entiende por tolerancia, la necesidad de ir aumentando progresivamente la dosis con el fin de alcanzar los efectos iniciales. Es otra manifestación de la capacidad de adaptación del organismo a la presencia continuada de una sustancia ajena.
     La tolerancia es un factor que puede predisponer al abuso ya que cuanta menor eficacia tenga el consumo de una determinada sustancia, mayor será la propensión de quien la toma a aumentar las cantidades consumidas.

c. Síndrome de abstinencia: Cuando una persona consume habitualmente una sustancia o realiza una determinada actividad, hasta el punto de ser dependiente de ella, al interrumpir o disminuir su consumo aparece un conjunto de síntomas físicos y psicológicos que configuran el síndrome de abstinencia.
     Cada adicción da lugar a un síndrome de abstinencia concreto, con signos característicos y diferente gravedad. Las manifestaciones del síndrome se desactivan temporalmente cuando se administra una nueva dosis de la sustancia o actividad.

d. Manifestaciones físicas y psicológicas: Existen manifestaciones generales que se repiten en la mayoría de los casos. Consisten en trastornos digestivos y respiratorios, vómitos, vértigos y mareos. Cuando el síndrome se prolonga, aparece fiebre, nerviosismo, ansiedad e incluso tendencias agresivas; en los casos extremos se puede llegar al estado de coma.
     Con el alcohol, como con los barbitúricos, el síndrome puede llegar a causar confusión mental, aparición de delirios, alucinaciones, fuertes temblores, etc.

3.- DROGADEPENDENCIA (1)

   Desde el punto de vista social, la drogadicción, en especial la juvenil, es uno de los problemas de salud pública más graves de la sociedad actual y, tal vez, el síntoma más evidente de las contradicciones, incoherencias, carencias y crisis de valores de una sociedad consumista. Sus repercusiones en el mundo laboral, familiar, económico y social son muy graves y numerosas: accidentes, violencia, prostitución, rupturas familiares, etc.
      Nos referiremos a la droga como toda sustancia que al ser consumida:
1. actúa sobre el sistema nervioso, modificando cualquiera de sus funciones (psicoactiva);
2. produce el acostumbramiento compulsivo a no poder interrumpir su uso (adictiva),
3. produce un daño o deterioro evidente en el organismo y en la calidad de vida de las personas (tóxica).
  Cuando hablamos del “problema de las drogas” se hace alusión al tipo de sustancias tóxicas, psicoactivas y capaces de crear tolerancia y dependencia física y psíquica en quien las toma, las cuales son consumidas con fines distintos de los terapéuticos y sin supervisión médica.

      Los efectos que producen las drogas varían según el producto consumido, la dosis empleada y la vía de consumo (ingestión, inhalación o administración intravenosa). En primera instancia, placentero, estimulantes, alucinógenos, embriagadores o calmantes, pero estos efectos inmediatos ocultan consecuencias que van perjudicando el nivel psíquico y corporal de la persona.

3.1. Proceso de Adicción

    Para comprender el proceso de adicción es importante tener en cuenta los vínculos particulares que las personas establecen con las sustancias psicoactivas, más allá de sus características y sus efectos. Es decir, aquello que proyecta o espera que una sustancia
en particular le brinde.
   Estos vínculos son diferentes según la intensidad, calidad, frecuencia y expectativas puestas en cada sustancia, por ejemplo: ¿qué pensamos que aporta el alcohol? ¿y el cigarrillo? A su vez, la intensidad de ese vínculo se define según el nivel de compromiso que establece una persona con la sustancia. Los niveles de compromiso son:
uso, abuso y dependencia.

Uso: Implica que el consumo de la sustancia es circunstancial y el riesgo a la salud se incrementa sólo bajo sus efectos directos (accidentes de tránsito, violencia familiar y social, embarazo no deseado, etc.).

Abuso: En este caso, el consumo tiene una frecuencia sistemática. La persona busca la sustancia y aparecen perturbaciones en su vida, en la relación con los otros, con las obligaciones, etc. Ej.: Alcoholismo como uso farmacológico, tomar alcohol por los efectos que produce, como una “medicación” para desinhibirse.

Dependencia: Es un estado psicofísico que se caracteriza por modificaciones de conducta y otras reacciones, que implican un deseo compulsivo de tomar la droga continuamente para experimentar sus efectos y evitar el malestar de la privación.


3.2. Clasificación de las drogas según su efecto

     Las drogas han sido clasificadas de diferentes maneras, según el aspecto de las mismas que se tomen como referencia, por ejemplo: efectos, situación legal o social, peligrosidad, etc. Presentamos una clasificación basada en los efectos que producen las drogas sobre el sistema nervioso central, deteniéndonos brevemente en las sustancias de mayor consumo.

              1. Depresoras: las sustancias depresoras del sistema nervioso central son aquellas que atenúan o inhiben los mecanismos del sueño o la vigilia y pueden producir distintos grados de inactivación, desde la relajación y somnolencia hasta la hipnosis, anestesia y coma, dependiendo de la dosis. Dentro de este grupo estarían: el alcohol, la marihuana y los opiáceos (opio, morfina, codeína, heroína).

            2. Estimulantes: las drogas psicoestimulantes sobrecargan el funcionamiento de los sistemas nervioso central y cardiovascular. En este grupo se encuentran: el tabaco, las anfetaminas y la cocaína.

      3. Perturbadoras o alucinógenas: alteran la percepción de la realidad, producen sensaciones y alucinaciones visuales o auditivas distorsivas. Son sustancias que se encuentran en plantas, en hongos, en animales o son producto de una síntesis química. Sustancias como el LSD y la mescalina, pertenecen a este grupo.

(1) JÓVENES EN PREVENCIÓN. Subsecretaría para la atención de las adicciones. Pcia. de Bs. As.

1 comentario:

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