lunes, 20 de junio de 2011

Hablemos de Sexo 2

No podemos generalizar, pero una mezcla de temor y vergüenza se apodera de muchos de ellos (padres e hijos). Mucho depende de la formación que tengan los padres para abordar este tema, de la forma en que han sido educados, de sus tabúes o creencias sobre la sexualidad. Todo esto estará presente a la hora de hablar con sus hijos. Y también, dependerá de la actitud y predisposición de los hijos: si están estimulados, motivados, censurados, etc.
Queda planteado que de sexo se habla mucho en los medios masivos de comunicación, en reuniones sociales, en el trabajo, y hasta en ‘el café de la esquina’. Pero no necesariamente se han podido desterrar los tabúes, los miedos, la vergüenza y la incomodidad que genera hablar de estos temas con nuestros hijos. Para muchos educadores es, también, una cuestión difícil de abordar, donde se ponen en juego aspectos personales y de formación.
Con todos estos cambios, es claro que no tenemos garantías de que las nuevas generaciones se estén formando para vivir una sexualidad plena, íntegra y responsable. Los embarazos no deseados que van en aumento, las tasas de incidencia de enfermedades de transmisión sexual que siguen creciendo, los abortos provocados: son algunas de las consecuencias de una actitud hedonista hacia la sexualidad.
Ricardo Yepes Stork se refiere a la trivialización del sexo en estos términos: “Hoy, cuando el sexo está disponible de inmediato, cuando ‘hacer el amor’ con una u otra persona no tiene más importancia que tener una aventura momentánea, el sexo parece haber perdido buena parte de su misterio, pero también buena parte de su valor”.
Misterio y valor, dos características de la sexualidad que aparecen desdibujadas en el concepto de sexo que se propone. En esta trivialización del sexo lo importante es ‘lo que sentís’. La intención de descubrir rápidamente ese misterio es a costa de disminuir su valor. “El hombre de hoy ha perdido capacidad para admirarse porque ha perdido el sentido del misterio”.
Para la mayoría de los jóvenes la brújula para decidir qué hacer frente al sexo es ‘lo que sentís’. Pero esta brújula no marca ningún norte. Gira en todos los sentidos, en un instante se detiene y avanza en una dirección pero inmediatamente vuelve a girar y se encamina en sentido contrario.

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