miércoles, 8 de junio de 2011

Hablemos de Sexo

El sexo ha sido uno de los grandes temas tratados como un tabú, durante muchísimo tiempo. Tal vez, junto con el tema de la muerte, han sido las cuestiones más difíciles de abordar por padres y educadores. Cuando algún niño se atrevía a realizar una pregunta sobre sexualidad la respuesta inmediata –y casi como una sentencia– era: “¡De eso no se habla!”. No se hablaba en el ámbito público, y muy poco en el ámbito privado.
Los tiempos han cambiado y la sociedad modifica conductas, creencias, códigos, evoluciona en muchas cosas e involuciona en otras, avanza y retrocede. Y como en otros aspectos, en la sexualidad se ha dado un proceso con muchos vaivenes.
A partir del siglo XX se ha desatado una verdadera ‘revolución sexual’: “Ha estallado sobre todo desde S. Freud, seguido por Marcuse y Reich, y ha ganado terreno liquidando tabúes y echando por la borda siglos de represión sexual”. Se ha pasado de una cultura que tenía una actitud prohibitiva hacia la sexualidad a una cultura totalmente permisiva. El proceso se fue dando gradualmente, de menor a mayor; pero hoy, nadie duda de que la sociedad propone sexo.
“En nuestra sociedad permisiva los términos sexo y placer se han aproximado hasta casi la identidad y no por una simple casualidad. El comercio masivo del sexo tiene la pretensión –y la garantiza– de ofrecer al posible consumidor los más sofisticados derivados del placer sexual, pero suprimiendo –ésta es la clave– el riesgo de tener que responsabilizarse de las consecuencias o implicaciones naturales del comportamiento sexual sano y recto: por ejemplo, el compromiso duradero entre la pareja, las exigencias de solidaridad y donación del amor personal, la realidad frecuentísima de la concepción, gestación y alumbramiento de niños, la construcción de la necesaria comunidad familiar para su educación plena, etc.”
En cuántas ocasiones nos sucede que estamos frente al televisor y nos encontramos con una publicidad con oferta de erotismo para el celular. O en la novela de la tarde, de pronto, los protagonistas se encuentran tendidos en una cama, despojados de ropa y realizando sonidos eróticos. Lo que antes eran imágenes pornográficas hoy son tapa de revistas populares o escenas del programa central de los canales de televisión abierta. Muchos programas se jactan de darle un tratamiento ‘serio’ al tema del sexo y nos proponen explicaciones académicas del uso del preservativo, visitas a Porno-Shop, entrevistas con prostitutas y travestis; o sexólogos que plantean situaciones exóticas y proponen situaciones que llaman ‘creativas’ que desnaturalizan el sentido de la sexualidad.
Con el cambio de actitud frente al sexo, uno podría pensar que se eliminó el tabú que significaba para los padres hablar de estos temas con los adolescentes y los jóvenes, pero nada más alejado de la realidad. Con sólo preguntar a los padres lo que sienten cada vez que tienen que hablar de ese tema; o por el otro lado, preguntar a los jóvenes qué es lo que sienten cada vez que alguno de sus padres les dicen: –“Tenemos que hablar de eso”; se pondrá en evidencia que cierta incomodidad sigue presente. No es casualidad que nos refiramos a la sexualidad como ‘eso’, como si se tratará de un objeto, como si se tratara de una ‘cosa’ ajena a la naturaleza humana.

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