sábado, 30 de abril de 2011

Sexualidad, no Sexo

Debemos instalar la idea de que no sólo hay que hablar de sexo –otros se ocuparán de ello– sino hablar de cómo vivir la sexualidad plenamente y con responsabilidad para alcanzar la felicidad. Esto depende de nosotros.
El recorrido que se hará en estas páginas empieza por analizar de qué se habla cuando se trata el tema del sexo. Con sólo prender el televisor, ir al cine o conectarse a Internet, las ofertas de sexo se presentan inmediatamente. Al acercamos a cualquier grupo de adolescentes nos daremos cuenta de que el sexo está entre los temas más recurrentes. Y en esto no hay distinción de género, tanto hombres como mujeres hablan de sexo.
En cuanto a los padres, ‘las aguas se dividen’. Hay algunos que directamente no hablan del tema. Entre ellos sigue estando vigente aquella frase: “¡De eso no se habla!”. Otros, por el contrario, hablan y hablan mucho; pero de sexo. Y hay unos pocos que comienzan desde los primeros años de vida de sus hijos a hablar de sexualidad.
Ahí daremos el primer giro en el tratamiento de este tema. Haremos una distinción clave entre el concepto de sexo y el de sexualidad. Si bien ambas palabras se usan como sinónimos en el lenguaje popular, se tratará de hacer una distinción entre ambos conceptos.
Cuando hablamos de sexo nos referimos a la dimensión biológica de la sexualidad. Por ejemplo: la relación sexual en sí misma, la reproducción, la necesidad impulsiva y la consecuente necesidad de descargar, la pornografía y el erotismo como manera de potenciar esta forma de vivir el sexo.
Al referirnos a la sexualidad ampliaremos el concepto, sin perder de vista que la dimensión biológica está dentro de la sexualidad, e incluiremos las dimensiones psicológica, éticosocial y espiritual. Así la sexualidad cobra un sentido integrador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario