domingo, 20 de noviembre de 2011

Hablemos del Embarazo y el Aborto

El camino que se suele recorrer en la formación de la sexualidad es: primero, hablar de sexualidad responsable; segundo, enseñarles la prevención de enfermedades y de infecciones de transmisión sexual —poniendo mayor énfasis en el SIDA—; después la utilización de métodos anticonceptivos; y, por último, las complicaciones del embarazo no deseado en la adolescencia.
Si todo lo anterior ha fallado y los adolescentes se encuentran frente a la inminente noticia de que van a tener un hijo, esto que sería un milagro de la vida, se convierte en un ‘problema’ del cual hay que liberarse. Conclusión: el ‘aborto’ puede ser una ‘solución’ para evitar las consecuencias de un embarazo no deseado.
Muchas personas piensan que deshacerse de la cigota no es un aborto. No consideran al embrión como una ‘persona por nacer’ sino una cédula indefinida, un ‘pedazo’ sin derecho a la vida, una ‘cosa’ que puede ser extirpada sin mayores consecuencias.
Una vez que el óvulo fue fecundado por un espermatozoide, el resultado de esa ‘cosa’ es un ser humano. No hay dudas científicas sobre este hecho. Por lo tanto, debe ser cuidado y protegido. No ‘condenado a muerte’ por haber sido concebido
en circunstancias ‘no apropiadas’.
El solo hecho de mostrar cómo se desarrolla un embarazo, con imágenes e información de cómo se va gestando el bebé dentro de la panza de la madre, genera en los adolescentes una conciencia mayor a favor de la vida. Si le agregamos la información sobre cuáles son los métodos abortivos que se utilizan
en los países en los que está legalizado el aborto, el rechazo hacia el mismo es mayor. Los jóvenes no saben cuáles son los métodos abortivos que se utilizan con mayor frecuencia. Muchos adultos tampoco.
Por lo tanto, no le estamos brindando la información necesaria para que puedan discernir sobre lo que implica decidirse a eliminar al ‘problema’ —el niño por nacer—, las complicaciones físicas que pueden generar y la carga emocional que
van a tener que llevar el resto de sus días. El embarazo, aún en las circunstancias más complejas, no es un ‘problema’. El aborto, aún en las condiciones más  higiénicas, sí lo es y dejará consecuencias de por vida.
Todo aborto trae aparejadas consecuencias. En aquellos que han sido abortos espontáneos o naturales, las secuelas suelen estar asociadas a problemas psicológicos como irritabilidad, ansiedad, depresión, conflictos de pareja, etc. En el
caso de los abortos provocados, legales o ilegales, las consecuencias pueden ser físicas (hemorragias, infecciones, lesiones cervicales, problemas en futuros embarazos, etc.) o psicológicas (abuso de tabaco, alcohol o drogas, disfunciones sexuales, problemas de pareja, intentos de suicidio).
Los jóvenes tienen una tendencia natural a favor de la vida, en todas sus formas. Sostenerlos en esta postura es nuestro deber, no sólo por ellos, sino por las generaciones futuras. Ya no hablamos de nuestros hijos sino de la vida o la muerte de nuestros nietos o bisnietos.

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